A lo largo de la historia, las élites y los gobiernos han usado diversos cucos para desviar la atención del pueblo. Por ejemplo, el cuco de la conspiración judía se usó por gobiernos autoritarios tanto en Rusia a finales de los 1890s como en la Europa fascista de los 1940s. Similarmente, en Estados Unidos, durante el Macartismo de los 1950s se usó el cuco izquierdista y comunista para justificar la represión de las luchas sociales de la época. Recientemente, en Puerto Rico ha resurgido el uso de este viejo cuco.
Es curioso que el término “izquierdista” se use de forma tan negativa en Puerto Rico, cuando los movimientos progresistas, de izquierda, han sido los responsables de la mayoría de los avances sociales más importantes de los últimos cien años: derechos laborales, lucha contra la discriminación racial, el voto de las mujeres, y los derechos civiles, entre otras luchas contra el discrimen y la barbarie del pasado. En todos esos casos, la derecha conservadora luchaba por conservar la sociedad existente, con todos sus problemas. Mientras tanto, los movimientos progresistas han sido los que han hecho que nuestra sociedad progrese y nuestras vidas tengan mucha menos barbarie que hace cien años.
Con esta trayectoria, uno pensaría que debería ser más preocupante encontrarse en una posición derechista, ya que probablemente se trate de una posición que en unas décadas será reconocida como el lado equivocado de la historia.
Por otro lado, los términos “socialismo” y “comunismo” se utilizan de tantas maneras diferentes que generan muchísima confusión. Se trata de un excelente ejemplo de lo que se conoce como ruido semántico. Es como si acordamos encontrarnos en el “banco” al mediodía, pero uno llega a la institución financiera y el otro al banquito del parque donde solemos sentarnos. Cuando una palabra tiene más de un significado, se presta para confusión.
Mucha gente asocia “socialismo” y “comunismo” con dictaduras o gobiernos autoritarios, sin darse cuenta de que las dictaduras pueden ser de derecha o de izquierda. Incluso, las dictaduras más sangrientas en América Latina han sido derechistas y capitalistas: como la de Pinochet en Chile o Videla en Argentina.
Pero incluso en la universidad, un profesor te puede enseñar que “socialismo” es una economía dirigida por el gobierno como en Cuba, mientras que en otro curso el profesor te dice que “socialismo” se refiere a economías con un modelo socialdemócrata, como los países escandinavos. De paso, es ese estilo de socialdemocracia escandinava al que el Partido Independentista Puertorriqueño alude en su programa. Estas economías tienen educación y salud gratuita, y la calidad de vida más alta del mundo.
Por otro lado, “comunismo” se ha usado para referirse a la propiedad comunal de las sociedades indígenas, a las economías controladas por el estado al estilo soviético, a economías controladas por trabajadores, e incluso, a la idea de que los sistemas económicos están en constante evolución, y deberíamos guiar el nuestro para que evolucione hacia uno donde las decisiones económicas se tomen de formas profundamente democráticas, todas las personas puedan aportar a la sociedad según sus capacidades, y se nos aseguran como derechos nuestras necesidades básicas como la salud, la educación y la vivienda. Algunas de mis investigaciones exploran esta noción identificando en el cooperativismo la semilla para una economía más justa y democrática que la que conocemos.
Evidentemente, uno podría ser comunista y anticomunista al mismo tiempo, dependiendo de la definición que se use. Para hablar de estos términos de forma clara, primero tendríamos que ponernos de acuerdo sobre qué significan, lo cual puede ser tedioso. Por eso, sería mejor enfocarnos en las propuestas específicas de los candidatos y las candidatas, y lo que realmente significan para nuestra sociedad.
Pero, ¿y qué de los que intentan asustarnos con el cuco del comunismo? ¿Será que simplemente no conocen estos matices y están confundidos? ¿O, como nos muestra la historia una y otra vez, serán estos los portavoces de las élites tratando de desviar el cambio social? Si aprendemos de la historia, deberíamos tener cuidado con quienes intentan asustarnos con cucos. Suele ser para que no cambiemos lo que está mal en la sociedad.