Un estudio publicado el lunes muestra que, tras la prohibición del aborto en Texas, aumentó la tasa de mortalidad infantil y se produjeron más muertes por malformaciones congénitas.
El análisis de la Universidad Johns Hopkins es el más reciente en el que se constatan tasas de mortalidad infantil más elevadas en los estados con restricciones al aborto.
Los investigadores analizaron cuántos bebés murieron antes de cumplir un año después de que Texas adoptara su prohibición del aborto en septiembre de 2021. Compararon las muertes infantiles en Texas con las de 28 estados, algunos también con restricciones. Los investigadores calcularon que hubo 216 muertes más de lo esperado en Texas entre marzo y diciembre del año siguiente.
En Texas, la tasa de mortalidad infantil en 2022 subió un 8%, hasta 5.75 por cada 1,000 nacimientos, comparada con un aumento del 2% en el resto de Estados Unidos, según el estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics.
Entre las causas de muerte, las malformaciones congénitas registraron un aumento del 23%, frente a un descenso de alrededor del 3% en el resto de Estados Unidos. La ley de Texas bloquea los abortos tras la detección de actividad cardiaca en el embrión, lo que normalmente ocurre a las cinco o seis semanas de embarazo, mucho antes de que se realicen pruebas para detectar anomalías fetales.
“Creo que estos resultados dejan claras las consecuencias potencialmente devastadoras que pueden tener las restricciones al aborto”, afirmó Suzanne Bell, coautora del estudio e investigadora sobre fertilidad.
Los médicos han argumentado que la ley es demasiado restrictiva con las mujeres que enfrentan complicaciones en el embarazo, aunque la Corte Suprema del estado rechazó el mes pasado un caso que pretendía debilitarla.
Las muertes infantiles son relativamente raras, dijo Bell, por lo que el equipo se sorprendió un poco por los resultados. Debido al reducido número de casos, los investigadores no pudieron analizar las tasas de distintas poblaciones, por ejemplo, para ver si aumentaban más en determinadas razas o grupos socioeconómicos.
Pero los resultados no sorprendieron a Tiffany Green, economista de la Universidad de Wisconsin-Madison y científica especializada en salud de la población que estudia las consecuencias de las desigualdades raciales en la salud reproductiva. Dijo que los resultados coincidían con investigaciones anteriores sobre disparidades raciales en las tasas de mortalidad infantil debidas a diferencias estatales en la financiación de abortos por Medicaid. Muchas de las personas que abortan son vulnerables a las complicaciones del embarazo, dijo Green, que no participó en la investigación.
Stephen Chasen, especialista en medicina materno-fetal de Weill Cornell Medicine, señaló que las restricciones al aborto tienen otras consecuencias. Chasen, que no participó en la investigación, dijo que las personas que tienen embarazos con anomalías fetales necesitan apoyo adicional, educación y atención médica especializada para la madre y el recién nacido, todo lo cual requiere recursos.
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