Somos una sociedad profundamente dividida. Los policías y los maestros luchan por un retiro digno y no se les ocurre unirse para negociar ni protestar. En 2015, durante las protestas contra el IVA (Impuesto de Valor Añadido), llegué una mañana a protestar y cuando pregunté me dijeron que esa era la protesta de las escuelas privadas y me enviaron a esperar el turno de la tarde frente al parque Sixto Escobar donde se congregaba la protesta de las universidades privadas. La agrupación Todos Somos Pueblo unió a los estudiantes y profesores de universidades públicas y privadas. No obstante, a nadie se le ocurrió que el objetivo común de la protesta ese día era oponerse a un impuesto a la educación y punto.
La fragmentación es tal que todavía no sabemos a ciencia cierta quienes ganaron todas las primarias. Líderes del Partido Popular Democrático avalan tácitamente al alcalde de San Juan, así como a otros candidat@s a alcaldías, mientras en Mayagüez los propios populares bloquean el presupuesto de su alcalde y candidato en las próximas elecciones. El PNP dilata la toma de Jenniffer González del liderato del partido. Y no es que se trate de la sana actitud de diferir y seguir los principios de la conciencia. Lo que vemos puede llamarse el SÍNDROME DE CAÍN. El hermano que mató a su hermano por celos, envidia y resentimiento.
También estamos divididos sobre si el contrato de LUMA es legal y si ha incumplido su misión fundamental: “reconstruir y transformar la utilidad eléctrica para que proporcione un servicio confiable, resiliente, seguro y sostenible a precios razonables”. (https://lumapr.com/about-the-restoration-of-the-energy-system/) Acabar el contrato de LUMA es muy caro, más caro al parecer que acabar con las vidas y negocios de los envejecientes y pequeños empresarios puertorriqueños. Y nos dividimos hasta la parálisis mientras los ejecutivos de LUMA exhiben una conducta cínica con respecto a las condiciones y necesidades del pueblo.
Divide y reinarás, es la máxima atribuida a Julio César quien en su guerra para conquistar las Galias se aprovechó de divisiones de las “tribus” galas. También se le atribuye al rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Curiosamente, esta estrategia política es usualmente seguida por una de unificación o reunificación bajo el liderato del vencedor. Eso no es lo que está pasando en la política puertorriqueña. “Sálvese quien pueda” y “a Dios que reparta suerte” parecen ser los lemas de los gobernantes y políticos de la partidocracia PNPPD.
El país está irremediablemente fragmentado. Un amigo PNP me dijo en las elecciones pasadas que su partido obtendría el mayor número de votos y con eso ganaría y así fue. Pedro el Minúsculo malgobernó con una mayoría plural de apenas 33%. A nadie le cabe dudas que el resultado no fue limpio, tampoco de que el código electoral de 2020 fue amañado para manipular procesos, en particular los de voto adelantado y voto ausente. La manipulación, que puede llamarse trampa, se repitió flagrantemente en las primarias del PNP de 2024, pero no funcionó pues se leyeron la mano entre gitanos y al final, en medio del pandemónium PNP surgió Jenniffer González como ganadora.
La kakistocracia PNPPD enfrenta con desespero y desatino el realineamiento político que nutre el crecimiento del Proyecto Dignidad, la nueva derecha y La Alianza del Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño, la nueva izquierda. Siguiendo la estrategia de Caín se trata de asesinar políticamente La Alianza y de menospreciar el crecimiento de la nueva derecha encarnada en el PD. Se trata de una división sin alternativa reunificadora. De este desmadre no surgirá un nuevo orden, sino un gran desorden. Nos guste o no el cambio es imperativo. No podemos esperar nuevos resultados haciendo lo mismo. O cambiamos o nos hundimos irremediablemente. Claro que para algunos irse es la opción: ¡un Puerto Rico sin puertorriqueños!