WASHINGTON (AP) — Los cambios de la administración Trump han trastocado la agencia de Estados Unidos encargada de proporcionar ayuda humanitaria a países extranjeros, con decenas de altos funcionarios en situación de excedencia, miles de contratistas despedidos y la congelación general de miles de millones de dólares en asistencia internacional.
El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió el jueves la paralización de la ayuda extranjera diciendo que “el gobierno de Estados Unidos no es una organización benéfica”.
Las organizaciones de ayuda sostienen que la congelación de fondos —y la profunda confusión sobre qué programas financiados por Estados Unidos deben paralizarse— les ha generado angustia por si podrían continuar con iniciativas como las que proporcionan apoyo nutricional continuo a bebés y niños en situación de desnutrición extrema, sabiendo que la cancelación significaría que muchos de ellos podrían morir.
Funcionarios actuales y anteriores del Departamento de Estado y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) dicen que se invitó al personal a presentar solicitudes para eximir ciertos programas de la congelación de la ayuda externa impuesta por Trump el 20 de enero y que el Departamento de Estado detalló cómo ejecutar el 24 de enero.
Tres días después, al menos 56 altos cargos de USAID fueron puestos repentinamente en excedencia administrativa.
Tres funcionarios apuntaron que muchos de estos altos cargos eran abogados que participaban en la decisión de qué programas podrían calificar para las exenciones, ayudando a redactar propuestas y presentándolas como creían que se les había invitado a hacer.
Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias. Una directiva del gobierno de Trump que las organizaciones de ayuda interpretan como una “orden mordaza” hace que se hayan vuelto reacias a hablar en públicp por miedo a perder la financiación estadounidense de forma permanente.
En un reporte interno sobre los cambios de personal, el nuevo administrador interino de USAID, Jason Gray, dijo el lunes que la agencia había identificado “varias acciones dentro de USAID que parecen estar diseñadas para eludir las Órdenes Ejecutivas del presidente y el mandato del pueblo estadounidense”.
“Como resultado, hemos puesto a varios empleados de USAID en excedencia administrativa con sueldo y beneficios completos hasta nuevo aviso, mientras completamos nuestro análisis de estas acciones”, escribió Gray.
Un ex alto funcionario de USAID afirmó que los afectados habían estado ayudando a las organizaciones de ayuda a sortear el “confuso proceso” para buscar exenciones para proyectos específicos que salvan vidas, como el suministro de agua potable para desplazados en zonas de guerra.
Otros fueron identificados por haber participado en programas de diversidad, igualdad e inclusión, prohibidos por el nuevo gobierno.
El jueves, un funcionario de recursos humanos de USAID que intentó revertir la medida alegando que no estaba justificada, fue puesto en licencia, según dos de los funcionarios que habían visto correos electrónicos internos y los verificaron como auténticos. Reporteros de ProPublica y Vox informaron primero sobre los emails en X.
Ni el Departamento de Estado y ni la Casa Blanca no respondieron a mensajes para realizar comentarios sobre los cambios de personal.
La nueva dirección de USAID también despidió de forma abrupta el martes a contratistas que suponían cerca de la mitad de la plantilla de la oficina de ayuda humanitaria, eliminándolos del sistema de modo que algunos desaparecieron en medio de videoconferencias, apuntó el ex alto funcionario. Los contratistas de servicios institucionales se ocupan de todo, desde apoyo administrativo y de viajes, hasta tramitación de subvenciones y análisis de datos.
Los cambios de personal se produjeron tres días después de que el Departamento de Estado emitiera directrices para implementar la orden ejecutiva de Trump que congeló la asistencia internacional durante 90 días. El departamento indicó que está revisando el dinero que se gasta para asegurar que se ajusta a la política del ejecutivo.
Las directrices iniciales dejaban fuera de la revisión la ayuda militar a Israel y Egipto y los programas de alimentos de emergencia, pero indicaban que los responsables de las iniciativas podían solicitar exenciones para aquellas que creían que cumplían los estándares de la nueva administración.
El martes, Rubio emitió una exención más amplia para programas que ofrecen otra asistencia “que salva vidas”, incluyendo medicamentos, atención sanitaria, alimentos y refugio, y reiteró la posibilidad de exenciones. Rubio se refirió a la ampliación de las exenciones durante una entrevista el jueves con la conductora de SiriusXM, Megyn Kelly.
“No queremos ver morir a la gente y cosas por el estilo”, declaró.
Rubio apuntó que habría una revisión programa por programa de qué proyectos hacen que el país “sea más seguro, fuerte o próspero”.
La decisión de cerrar programas financiados por Estados Unidos durante el proceso de revisión de 90 días supuso que Washington estaba “obteniendo mucha más cooperación” de los receptores de la ayuda humanitaria, de desarrollo y de seguridad, afirmó Rubio, que añadió que “de lo contrario no recibes tu dinero”.
El Departamento de Estado indicó que desde la entrada en vigor de la congelación de las ayudas ha aprobado docenas de exenciones, aunque muchas de las propuestas fueron devueltas porque no incluían suficientes detalles. Se han recibido solicitudes de exención para programas que cuestan “miles de millones de dólares” y están siendo revisadas, agregó.
Aunque no especificó cuántas peticiones se denegaron, afirmó que, hasta ahora, se ha frenado el gasto de más de 1.000 millones de dólares en programas y proyectos que “no están alineados con una agenda de ‘Estados Unidos Primero’”.
Incluso con la ampliación de las exenciones, persiste la incertidumbre acerca de qué programas financiados por Washington pueden continuar legalmente. Cientos de miles de personas en todo el mundo no tienen acceso a medicamentos y suministros humanitarios y las clínicas no reciben fármacos a tiempo debido a la congelación de fondos, advierten las organizaciones de ayuda.