MADRID (AP) — Las compañeras de equipo de Jenni Hermoso corroboraron el jueves su relato de haberse sentido angustiada y enfadada por el beso en el Mundial femenino del expresidente de la federación española, Luis Rubiales, cuando testificaron en su juicio por agresión sexual.
Rubiales, quien aún no ha testificado en el juicio en Madrid, había afirmado previamente que Hermoso había consentido el beso que ocurrió durante la ceremonia de premiación después de que España venció a Inglaterra en la final del Mundial femenino de 2023 en Sídney.
Hermoso testificó el lunes que el beso no fue solicitado. También dijo que Rubiales y sus subalternos la presionaron repetidamente para que dijera lo contrario.
La centrocampista Alexia Putellas contó cómo Hermoso lloró en el vuelo de regreso a España desde Australia porque Rubiales supuestamente intentó hacer que grabara un video con él para responder a las críticas públicas que surgieron después de que él le agarrara la cabeza y le diera un beso en los labios ante una audiencia televisiva global.
“Nos explica que pues que no paraba de relatarle los hechos como si ella no lo hubiera vivido en primera persona, que lo hiciera por sus hijas, que saliera como a decir que el beso, a desmentir que no había consentimiento”, dijo Putellas. “Estaba como enfadada y ella le decía eso como que no hacía falta que le explicara los hechos porque lo había vivido, que no iba a salir y que la dejaran en paz”.
Putellas, dos veces jugadora mundial del año, testificó por video desde un tribunal en Barcelona, al igual que Irene Paredes.
Paredes contó cómo fue la primera jugadora en darse cuenta de la gravedad de la situación cuando otras compañeras comenzaron a bromear sobre el beso en el vestuario durante sus celebraciones por la victoria. La defensora también relató cómo Hermoso se fue sintiendo cada vez más molesta porque decía que los empleados de la federación insistían en que ella protegiera a Rubiales del creciente clamor contra él en los medios, políticos y otras personalidades del deporte.
“Jenni está preocupada. Estaba disgustada. Le vi llorar contándonos esto porque era un tema que que le estaba agobiando y ella lo que quería era celebrar el tiempo que acabamos de conseguir”, dijo Paredes.
Sus testimonios respaldaron los dados por la arquera Misa Rodríguez y el hermano de Hermoso el miércoles. Los fiscales, Hermoso y la asociación de jugadores de España quieren que Rubiales sea encarcelado durante dos años y medio, multado con 50.000 euros (51.800 dólares) por daños y vetado para ejercer funciones como funcionario deportivo.
Rubiales, de 47 años, intentó aferrarse a su cargo pero renunció tres semanas después y fue prohibido por la FIFA durante tres años. Rubiales dijo que era víctima de una “cacería de brujas” por parte de “falsas feministas”.
Otros tres empleados de la federación, incluido el exentrenador Jorge Vilda, están siendo juzgados por supuestamente coaccionar a Hermoso para que apoyara a Rubiales. Los tres aún no han testificado y previamente negaron cualquier delito. Se enfrentan a un año y medio de prisión si son declarados culpables.