Tuesday, February 11, 2025
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Donald Trump aumenta los aranceles al acero y al aluminio, arriesgándose a que suba la inflación

WASHINGTON (AP) — El presidente estadounidense Donald Trump eliminó el lunes las excepciones y exenciones de sus aranceles de 2018 al acero, lo que significa que todas las importaciones de acero serán gravadas con un mínimo del 25%. El mandatario también aumentó sus aranceles al aluminio de ese año del 10% al 25%.

“Estábamos siendo golpeados tanto por amigos como por enemigos”, declaró Trump al firmar dos proclamas que modifican las órdenes que emitió durante su primer mandato, las cuales entrarán en vigor el 4 de marzo. “Es hora de que nuestras magníficas industrias regresen a Estados Unidos”.

Las medidas forman parte de un empeño enérgico del presidente para reajustar el comercio global, y Trump dijo que los aumentos de impuestos a las personas y las empresas que compran productos fabricados en el extranjero a la larga fortalecerán la fabricación nacional. Pero los aranceles afectarían a aliados, ya que las cuatro mayores fuentes de importaciones de acero son Canadá, Brasil, México y Corea del Sur, según el Instituto Estadounidense del Hierro y el Acero.

Trump también tiene la intención esta semana de reajustar los impuestos estadounidenses sobre todas las importaciones para que coincidan con los mismos niveles que cobran otros países. Todo eso se suma a los aranceles del 10% que ya le impuso a China, a los aranceles de represalia ordenados por Beijing que comenzaron el lunes, y a los aranceles estadounidenses previstos para Canadá y México que han sido suspendidos hasta el 1 de marzo.

Los aranceles del lunes provocaron casi de inmediato críticas de Canadá, la mayor fuente de importaciones de acero para Estados Unidos. Candace Laing, presidenta y directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de Canadá, dijo que Trump era una fuerza desestabilizadora en la economía global.

“Las noticias de hoy dejan en claro que la incertidumbre perpetua llegó para quedarse”, declaró Laing.

Los aranceles conllevan riesgos de inflación en un momento en que los votantes ya están cansados de los precios altos y temerosos de que los aumentos de precios opaquen cualquier incremento en los ingresos. Trump sostiene que los aranceles nivelarán el campo de juego en el comercio internacional y harán que las fábricas estadounidenses sean más competitivas, de modo que cualquier dolor que sientan los consumidores y las empresas valdrá la pena a la larga.

“La ‘equidad’ depende del observador, pero la pregunta más fundamental es si Estados Unidos realmente se beneficia de esos nuevos aranceles”, expresó en un correo electrónico Benn Steil, director de economía internacional en el Consejo de Relaciones Exteriores, un grupo de investigación apartidista con sede en Nueva York. “Los costos para Estados Unidos incluirán precios más altos para los consumidores estadounidenses, aranceles de represalia en el extranjero, y la pérdida de empleos y competitividad en Estados Unidos en empresas afectadas por mayores costos de los insumos”.

Steil hizo notar que otros países ya están adoptando el enfoque de Trump en su primer mandato, ya que el presidente impone aranceles con base en la premisa de que las importaciones crean riesgos para la seguridad nacional. Eso se debe a que los aranceles relacionados con la seguridad nacional son jurídicamente inapelables ante la Organización Mundial del Comercio, lo que significa que hasta ahora el enfoque de Trump ha alentado a otros países a aumentar las barreras comerciales.

“No es sorprendente que todo, desde los ‘marcos de puertas’ hasta las ‘bebidas alcohólicas’, haya sido objeto últimamente de nuevas barreras a la importación en el mundo en desarrollo por motivos de seguridad nacional”, observó Steil.

De las aproximadamente 29 millones de toneladas netas de acero importadas a Estados Unidos el año pasado, un poco menos del 2% provino de China. Pero la Casa Blanca sostiene que las exenciones a los aranceles proporcionadas durante los cuatro años anteriores por el gobierno del presidente Joe Biden permitieron que el acero y el aluminio de China y Rusia pasaran a través de otras naciones para llegar a Estados Unidos.

Si bien los aranceles podrían ayudar a las finanzas de las acerías y fundidoras de aluminio, también podrían aumentar los costos para los fabricantes que utilizan los metales como materias primas para producir automóviles, electrodomésticos y otros artículos.

Glenn Stevens Jr., director ejecutivo de MichAuto, señaló que la industria automotriz probablemente tendría que aumentar los precios en respuesta a los aranceles. A su vez, los precios más altos reducirían las ventas y dañarían los resultados de las empresas, lo que derivaría en que haya menos empleos en las fábricas.

“Si analizamos los aranceles repentinos a un sistema, no hay mucho bueno que surja de eso”, dijo Stevens, comentarios opuestos a las propias declaraciones de Trump de que sus políticas estimularían ganancias masivas en los empleos de la industria automotriz.

La Casa Blanca aún no ha refutado por completo los análisis económicos que muestran que los aranceles dañarían el crecimiento e intensificarían la inflación, y se limitó a decir que esos análisis están incompletos porque no incluyen el alcance total de los recortes de impuestos sobre la renta y las restricciones a las regulaciones que Trump planea implementar. Pero el mandatario aún no ha propuesto un plan presupuestario que esboce detalladamente sus políticas para que los economistas puedan juzgarlas.

Los consumidores ya parecen estar anticipando que la inflación se convertirá en un problema de mayor tamaño. El viernes, los resultados preliminares de febrero de la Encuesta de Consumidores de la Universidad de Michigan encontraron que las expectativas inflacionarias para el año próximo aumentaron del 3,3% del mes anterior al 4,3%.

Los economistas prevén que el informe del gobierno sobre la inflación que se publicará el miércoles muestre un aumento del 2,8% en los precios al consumidor, lo que dejaría entrever que el público considera que los aranceles son un riesgo importante para su bienestar financiero.

Los precios de las acciones de las empresas siderúrgicas subieron bruscamente el lunes, ya que los inversionistas asumieron que los aranceles aumentarían sus ganancias. Los de Cleveland-Cliffs, que quiere comprar U.S. Steel de Pittsburgh, se incrementaron casi 18%. U.S. Steel avanzó casi 5%. Nucor aumentó casi 6%, y Steel Dynamics subió alrededor del 5%.

Pero algunas empresas que podrían pagar más por el acero y el aluminio vieron caer los precios de sus acciones. Por ejemplo, los títulos del fabricante de automóviles General Motors sufrieron una racha de ventas, lo que en última instancia podría indicar problemas para un sector manufacturero que Trump ha prometido reanimar.

“Tenemos muchas más empresas que consumen acero y aluminio —por ejemplo en la construcción, la fabricación de maquinaria y equipos, la fabricación de automóviles— que productores de acero y aluminio, por lo que la ventaja creada para los productores tiene un costo mucho mayor para los usuarios finales”, señaló Erica York, vicepresidenta de política fiscal federal en la Tax Foundation, un grupo de investigación de tendencia derechista.

Trump reiteró al firmar las proclamas que se aplicarían más aranceles a los circuitos integrados de computadora, los automóviles y los medicamentos. Pero el presidente agregó que, a la larga, los impuestos a la importación permitirían que más acerías y plantas de aluminio abrieran en Estados Unidos para evitar los aranceles.

“En última instancia, habrá una reducción de precios porque van a fabricar su acero aquí”, observó Trump, y agregó que también habría más empleos.

Howard Lutnick, elegido por Trump para ser secretario de Comercio, dijo que el incremento en los aranceles traería 120.000 puestos de trabajo de vuelta a Estados Unidos. No estaba claro cómo determinó esa cifra. La industria de metales primarios agregó aproximadamente 14.000 empleos durante los primeros 12 meses en que originalmente se impusieron los aranceles al acero y al aluminio, aunque las ganancias se perdieron rápidamente debido a la pandemia de coronavirus en 2020.

Panos Kouvelis, profesor especializado en cadenas de suministro en la Universidad de Washington en San Luis, coescribió un artículo de investigación el año pasado en el que concluyó que los aranceles de 2018 no generaron mayor fortaleza en el sector manufacturero como Trump había prometido.

“La economía básica te dirá que si los precios suben, la demanda bajará”, señaló Kouvelis, y enfatizó que más bien lo que se necesitaba eran incentivos específicos para tecnologías avanzadas, necesidades de seguridad nacional y necesidades farmacéuticas.

“Se requieren políticas industriales inteligentes y específicas”, indicó, “en lugar de aranceles generales para todo”.

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La periodista de The Associated Press Isabella Volmert colaboró con este despacho desde Lansing, Michigan.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.



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