Saturday, March 1, 2025
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Parto: Reír desde la mirada y vivencias de la mujer

Nada te cambia la vida como parir. Quién alumbra recorre un sendero incomparable junto a su bebé. Si bien es importante la ayuda del núcleo familiar y comunitario inmediato, solo la mujer que da a luz lo siente y lo vive.

De ese paradigma nace la película Parto, una comedia de la ganga de Noche de Jevas de Teatro Breve que particularizó alrededor de la experiencia de parir, los amorosos satélites que la rodean y el universo de emociones que se expande en una atmósfera y dinámica mucho más íntima que la que te da una sala de parto.

“Es la historia de cuatro amigas: una va a parir en un espacio que no es el hospital, e invita a su grupo de apoyo, sus tres panitas de la infancia. Y a través de toda la película hay también diferentes partos simbólicos. Todos los personajes cambian y se desenvuelven según los issues con los que estén bregando”, dijo Lucienne Hernández, guionista de este largometraje que dirigió Vivian Bruckman.

Escrita, dirigida, producida y actuada por mujeres, Parto desafía y masacra el humor machito pichón del cine comercial puertorriqueño.

“En ese mundo del cine comercial, las comedias siempre han estado en manos de los hombres, la risa viene de un lugar particular, más masculino, mientras que acá la risa sale de otro espacio, de otro lugar”, señaló la guionista y actriz. Hernández, mamá de una niña, escribió el guion como parte de una clase que tomó de oyente junto a su pareja en Michigan, “en la que me obligaban a escribir 10 páginas semanales, así que obligao’ salía de allí con un borrador”.

“Quería que fuera una historia de amistad. Un parto en el que ellas estuvieran ayudando me daba el arco perfecto para su desarrollo, que estén y cambien en un mismo sitio todas. Tenía muchas amistades cercanas que parieron a la misma vez que yo, muchas en sus casas, tengo gente cercana que lo ha hecho, y me parecía [un escenario] super interesante en pro, precisamente, de desarrollar una historia de amistad”, explicó.

“Hace un montón de años”, prosiguió, con vasta destreza de relato, “fuimos a llevarle una serenata a una amiga”.

“Era en Viejo San Juan, en su casa. Acababa de parir y nos invitaron a subir. Y siempre se me quedó el recuerdo de que ella tenía la piscinita de parir, pero sucedió en otra esquina de la casa, como esa imagen de que uno prepara todo de una manera y después pasan otras cosas. Y yo he sentido eso con la maternidad, no tanto con mi parto, pero sí con la maternidad, porque lo que uno planifica es posible que no se dé, así es”, rememoró, mencionando también las consultas que le hizo a la partera profesional certificada, Diana Soler.

Hernández encarna a ‘Myrna’, una de tres BFFs de ‘Pilar’, la mujer embarazada que representa Isel Rodríguez. ‘Agnes’, personaje que enarbola su colega de Teatro Breve, Lourdes Quiñones, y ‘Diana’, rol que cae en los hombros de la actriz y cineasta Kisha Burgos completan el grupo de apoyo de ‘Pilar’.

Luz María Rondón y Cristina Soler representan la maternidad en otros dos personajes.

René Monclova interpreta al compañero new age de ‘Pilar’, Luis Gonzaga al marido bambalán de ‘Agnes’ y Jasond Calderón al charlatancito exnovio de ‘Myrna’. Villana Santiago, Eyra Agüero-Joubert, Jessika Rodríguez y Melissa Rodríguez abonan aún más júbilo a este gozo con placenta.

La ‘Pilar’ de Isel: “está en mi memoria corporal”

‘Pilar’ es el sol que rodean los otros planetas. Isel Rodríguez narró el deja vú maternal que le trajo el rol.

“Yo he parido dos hijas y parir te marca tanto, nunca lo olvidas. No fue algo que tuve que esforzarme para recordar, es heavy. Lo que se siente pujar, que el cuerpo entero te obligue a pujar un bebé. A las dos las parí natural. Todo eso está en mi memoria corporal. Es algo inolvidable, una sensación muy particular y diferente a otra cosa”, dijo Rodríguez. Resaltó que el reto de encarnar a Pilar “no fue tanto parir”, sino que recayó en “ese concepto de maternidad que ella tiene al principio, donde piensa que lo va a tener todo bajo control, o la impresión que ella da de que tiene todo bajo control, que tiene todo planificado.

Rápido que pares te das cuenta de que eso no es así, que lo que viene es lo que sea que vaya a venir, que tú tienes que estar preparada”.

Prosiguió, su lupa sobre ese proyecto de vida llamado maternidad.

“Tienes un plan de crianza, crees que vas a hacer ciertas cosas, pero cuando llegan los hijos, eso se puede ir por la ventana. Te tienes que acoplar, aprender otras cosas y bregar con situaciones con las que no sabías que ibas a tener que bregar. No hay libro que te lo enseñe. Así que, en ese aspecto, agarro definitivamente de mi experiencia personal con parir y la maternidad, para pasarlo a la manera en que ‘Pilar’ está pensando, es otra traducción”, indicó. Sin ánimos de ejpoiliar mucho, agregó alguito sobre “esa mirada del final” que portó ‘Pilar’ en la película.

“Yo creo que muchas mujeres se van a identificar con eso, con esa mirada de: ‘¿Qué estoy haciendo? Yo no sé si estoy haciendo esto bien’. Porque es que no es algo de solo el principio de la maternidad, eso sigue por ahí pa’ abajo hasta que tus hijas son grandes. Ya casi paso la adolescencia de mis hijas y sigo con esa mirada de ‘no sé si estoy haciendo esto bien’. Porque es que no es algo de solo el principio de la maternidad, eso sigue por ahí pa’ abajo hasta que tus hijas son grandes. Ya casi paso la adolescencia de mis hijas y sigo con esa mirada de ‘no sé lo que estoy haciendo’”, rio la protagonista del filme.

El entendimiento íntimo de ‘Agnes’

De incertidumbres entre intimidades pregúntale a ‘Agnes’.

En medio del intenso proceso personal de ‘Pilar’ y el empeño de la amistad en hacerlo colectivo, el personaje de ‘Agnes’ que realiza Lourdes Quiñones rescata algo extraviado.

“Esa primera vez que le ves la cara a Lourdes resume mucho de lo que le está pasando”, se le escapa a Lucienne Hernández, desde su silla de guionista, sin caer en choteaera. De entrada, Quiñones mostró satisfacción en una meta que la película alcanza: “visibilizar el asunto del parto en la casa, que quizás a nivel general en Puerto Rico las mujeres no lo ven como una primera opción”, aunque entiende que cada vez gana más adeptos.

“Es una alternativa par auscultar. En términos salubristas hay toda una realidad alrededor del parto en la casa que la película presenta”, dijo. Quiñones abordó la montaña rusa de emociones de ‘Pilar’ y el tejemeneje alrededor de su parto a través de la maternidad de ‘Agnes’, quien tiene un nene junto al mandulete de ‘Ulyses’, y, por supuesto, desde su propia maternidad.

“En mi caso, recuerdo que la partera me dijo exactamente lo que está en la película: vas a tener mucha gente con muchas opiniones alrededor. Yo he estado en partos en la casa y creo que la película retrata bastante bien la realidad de ese momento, tanto de quienes vienen a ayudar y a colaborar y lo ven como un proceso de ensueño, bien bello, casi como una fiesta, que quieren convertir la experiencia personal en la experiencia de todos, hasta los momentos en el que la mujer se vuelve un animal para poder parir”, consignó Lourdes, madre de una joven de 17 años.

“En términos de salud”, prosiguió la también doctora en naturopatía, “quizá tengamos una idea de lo que es el parto bien distante de lo que realmente es. La película te lo presenta, y aunque es ficción te lo relaciona con la realidad. La actitud de una mujer parturienta está reflejada ahí”.

Cándida y reflexiva, recordó cuando tuvo a su bebé.

“Yo ausculté la posibilidad de parir en casa. En aquel momento, tenía mi partera y también a mi hermano y mi cuñada, que ambos son ginecólogos obstetras. Mi suegra es enfermera graduada, mi mamá es enfermera retirada. Entonces, para ese momento había un programa de enfermeras parteras en el hospital Federico Trillas. Ciencias Médicas de la UPR tenía una maestría en enfermería de partería para cuando yo estaba en mi proceso de embarazo, en 2006 y 2007”, expresó.

El escenario parecía idóneo para su parto, solo que cuando crees que tienes las respuestas, la vida misma te cambia las preguntas.

“No logré parir naturalmente, fue cesárea”, dijo Lourdes.

“Hice todo el proceso en mi casa, pero cuando llegué al hospital no había parteras. Hubo una falla de comunicación, y cómo llegue tan dilatada, la doctora de turno rompió membrana. Yo no dejé que me pusieran hormona, pujé ocho horas, había dilatado hasta 10 centímetros.

Dentro del lugar que yo estaba no había mucho más que hacer, si en ocho horas no pares dentro un setting hospitalario, te abren, esa es la norma”, recordó. “Gracias a las historias de parto de mis amigas pude sobrellevar la frustración de no parir como mis ancestras. Luego de muchos años de duelo y tristeza, acepté que así había sido la realidad, de que fuera cual fuera la razón no tenía importancia ni me hacía menos mujer, ni mi hija es mejor o peor que un bebé de parto natural”, manifestó la actriz y locutora.

Hernández, quien sobrellevó un embarazo de alto riesgo, también rememoró su experiencia.

“Fue casi a los 40 años, me habían hecho varias operaciones por una condición en el útero, y me habían dicho que, si alguna vez quedaba embarazada, que, si era algo que quería hacer, que supiera que sería de alto riesgo, que iba a ser cesárea. Y así lo hice. Mi embarazo fue de alto riesgo, con cesárea programada, me hicieron una miosíntesis. Tan pronto los pulmones estén listos, la sacaron. Nació a los siete meses, en un parto en el hospital, programado”, en un proceso que contó con el respaldo de sus amistades cercanas y dinámicas que también nutrieron su guion.

Hernández resaltó que Parto “está en clave de comedia, pero en la comedia se pueden trabajar temas serios y profundos”. Eso sí, recuerden que no es un documental.

“Cada historia de parto de cada mujer es una historia distinta. Aquí relatamos una historia de un personaje de ficción, pero siempre va a ser imposible generar una historia de parto universal, porque cada parto es único”, resumió Quiñones.



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