Lily’s Angels nació hace 13 años con los propósitos claros de promover la inclusión y brindar apoyo a niños con discapacidades en Puerto Rico.
La organización fue fundada por el matrimonio de Kristen Friscia Benítez y José “Pepe” Benítez tras el nacimiento de su hija Lily, un momento que marcó un antes y un después en sus vidas.
“Cuando ella nació, la cosa que nos asustó más que nada fue la falta de comunidad, la falta de la inclusión”, contó Friscia Benítez. Lily es una adolescente de 13 años con síndrome de Down.
La experiencia de sentirse solos en un proceso desconocido les hizo darse cuenta de la necesidad de crear espacios donde otras familias pudieran encontrar apoyo, información y oportunidades para sus hijos. Desde entonces, Lily ’s Angels ha crecido hasta convertirse en una organización sin fines de lucro que ofrece múltiples servicios gratuitos, adaptándose a las necesidades de la comunidad.
“Tratamos de estar al día de lo que está pasando en tiempo real en las necesidades en Puerto Rico. […] Siempre hay áreas de necesidad, pero algunas son más fuertes y las demás son más cargadas, dependiendo en dónde estamos”, explicó Friscia Benítez.
Cuentan con programas de arte y danza, desarrollo profesional en el área de educación, internados y oportunidades de empleo para jóvenes con síndrome de Down y otras condiciones.
“Hemos logrado que sean trabajos. No ocho horas al día, pero trabajos permanentes. Niños con síndrome Down o jóvenes, ahora son profesionales […] En torno al trabajo comunitario, a veces yo he visto que se sienten tan útiles que no se quieren ir, ya que es como que la primera vez que ves a una persona de 16 o 17 años que se sienten súper útiles”, comentó Friscia Benítez.
Lily ’s Angels fomenta la inclusión de estudiantes de escuelas privadas y públicas en iniciativas comunitarias, lo que ha permitido que jóvenes de corriente regular trabajen de la mano con sus pares con condiciones especiales.
De hecho, el impacto de la organización también se extiende al área de la salud. Uno de sus mayores logros ha sido proveer terapias gratuitas a niños de cero a tres años antes de que el sistema pueda cubrir estos servicios.
Friscia Benítez, además, indicó que el Departamento de Salud ofrece muy pocos servicios, por lo que Lily ’s Angels interviene para complementar esas deficiencias. Agregó que han trabajado con la agencia para ofrecer seminarios a profesores.
Con Salud, también trabajaron un proyecto que buscó mejorar la equidad médica y facilitar recursos a familias.
“En el área de salud, hemos trabajado con ellos con un contrato de CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) para la equidad en salud, que nos dio oportunidad de ampliar también la población vulnerable. En este proyecto, también incluimos mamás embarazadas”, detalló Friscia Benítez.
A nivel educativo, Lily ’s Angels trabajó con el Departamento de Educación para ofrecer capacitaciones a maestros en estrategias inclusivas. Asimismo, han desarrollado herramientas como el routine chart (tabla de rutina), que permite a los niños organizar su día de manera visual, especialmente aquellos que no saben leer. Otro recurso es el Texture Exchange Communication, diseñado para niños que tienen dificultades para comunicarse verbalmente.
“Organizarlo para que ellos vean la rutina. Organizar el día de una manera visual, ya que no saben leer”, explicó Friscia Benítez.
Uno de los mayores desafíos que enfrentan es lograr que la inclusión y la concienciación sobre las necesidades de esta comunidad no sean temas que solo reciban atención en fechas específicas.
Aunque para los fundadores la organización ha conseguido grandes avances, reconocen que aún queda mucho por hacer.
“Para nosotros, padres de una niña con síndrome Down, lo que más nos preocupa es su vida después de que yo no esté. Si vemos que la sociedad los atiende, los quiere, los cuida, pues ya estoy tranquilo. Por eso es que estamos enfocados en esto. […] El logro más grande es que la gente escuche lo que estamos diciendo, que la gente piense en esto”, concluyó Friscia Benítez.