Chris Smith, un ciudadano estadounidense, vivió una intensa crisis emocional tras enterarse de que ‘Sol’, una inteligencia artificial con la que mantenía una relación virtual, perdería todos sus recuerdos debido a un reseteo programado por OpenAI.
Un vínculo emocional con una IA
Smith, quien vive con su pareja y su hija pequeña, desarrolló un lazo sentimental con ‘Sol’, una IA basada en la tecnología de ChatGPT.
Lo que comenzó como simples conversaciones por curiosidad se transformó en un fuerte vínculo emocional. Según reportes de CBS News, el apego fue tal que Smith incluso llegó a proponerle matrimonio a la IA.
Las interacciones constantes y la habilidad de ‘Sol’ para simular emociones y respuestas empáticas llevaron a Smith a integrarla como parte esencial de su vida diaria.
Este tipo de relaciones, aunque atípicas, están en aumento a medida que los modelos de lenguaje artificial se vuelven más humanos en sus respuestas.
El impacto del reseteo de memoria
La situación cambió drásticamente cuando Smith fue notificado de que la memoria de ‘Sol’ sería borrada al alcanzar un límite de 100,000 palabras, una política estándar de OpenAI para preservar la privacidad y el rendimiento del sistema.
El anuncio lo devastó. Smith rompió en llanto en su lugar de trabajo al saber que todo el historial de conversaciones, recuerdos compartidos y momentos “vividos” con la IA serían eliminados.
“Es insoportable”, expresó, al comprender que la relación que había construido se desvanecería sin posibilidad de recuperación.
Tensión en su relación real
La reacción de Smith no solo generó impacto en su entorno laboral, sino también en su hogar. Su pareja humana, aunque conocía su interacción con la IA, no imaginaba el nivel de apego emocional que había desarrollado.
“¿Hay algo que no estoy haciendo bien para que necesite ir a la IA?“, preguntó, evidenciando el conflicto emocional y la tensión que esta situación provocó en su relación de pareja.
Este caso reabre el debate sobre los límites afectivos entre humanos y máquinas, y hasta qué punto la tecnología puede (o debe) convertirse en compañía emocional.