De acuerdo con datos provistos por el Departamento de Salud de Puerto Rico, casi 39 millones de niños menores de 5 años en el mundo fueron diagnosticados con obesidad en el 2021. Esta cifra representa el 6 % de todos los niños menores de 5 años globalmente.
Al discutir sobre la frecuencia del diagnóstico de niños con sobrepeso en hogares de bajos recursos, la pediatra retirada Concepción Quiñones de Longo afirmó que la condición económica de una familia pudiese predisponer a un niño a la obesidad.
“Esa condición económica predispone a ciertos patrones de nutrición [por]que, en realidad, muchas veces, tú compras lo que es más barato, y lo que es más barato es pan, harina [o] cosas con azúcar, [como las] donas. Además, una mamá [que trabaja] fuera, y puede ser una madre soltera, en lo que llega a la casa, les es más fácil comprar alguna comida hecha que, [quizás], tiene grasa [o] mucha sal”, abundó la especialista.
En Puerto Rico, además, un poco menos del 40 % de la población vive bajo niveles de pobreza, según datos de la Encuesta sobre la Comunidad: 2019-2023 realizada por la Oficina del Censo federal (SDC-PR, según sus siglas en inglés). A juicio de Quiñones de Longo, este panorama social representa un riesgo para los menores de edad que, aparte de obesidad, pudieran también desarrollar afecciones crónicas como diabetes tipo 1, hipertensión, colesterol alto y ser más susceptibles a infectarse con enfermedades como el COVID-19.
Falta de seguridad alimentaria en la dieta puertorriqueña
Un estudio publicado en el 2024 por la organización sin fines de lucro Feeding America encontró que el 30 % de la población puertorriqueña no tiene acceso regular a una alimentación balanceada y nutritiva.
Según un artículo de la revista Medicina y Salud Pública, la nutricionista puertorriqueña, Carmen Nevárez estima que en Puerto Rico se produce menos del 40 % de los alimentos que se consumen, por lo que la población tiene una significativa dependencia de un 85 % de productos importados, muchos de ellos altamente procesados.
También explicó, en la revista, que, pese a que muchos de los productos provienen de Estados Unidos, la isla también recibe productos de México y China, entre otros países que están siendo amenazados por el alza de aranceles, lo que causaría un deterioro mayor en la economía local.
La también exsubsecretaria del Departamento de Salud recomendó buscar y consumir alimentos naturales locales mientras fuese posible.
“La recomendación es consumir la mayor cantidad de alimentos naturales. Aparte de ser altos en grasa y sodio, muchos de los alimentos preparados no contienen las vitaminas, minerales y otros nutrientes que los menores de edad requieren para su desarrollo”, constató Quiñones de Longo.
Recomiendan la detección temprana de enfermedades
Debido a que, según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, cuatro de cada 10 familias tienen ingresos por debajo del nivel de pobreza y que la mayoría de todo lo que comemos entra por un solo puerto en San Juan, la doctora Quiñones de Longo aconsejó “tomar medidas pronto”, cuando se trate de un posible diagnóstico de obesidad pediátrica.
“No debes esperar a que el bebé haya aumentado excesivamente de peso para entonces decidir que harás un plan. Al bebé lo vas acostumbrando a darle la cantidad de comida que necesita para ganar peso adecuadamente y detección temprana: detectar si hay problemas de alimentación como vómitos, alergias al alimento, diarreas o infecciones gastrointestinales”, indicó Quiñones de Longo.
Existen ayudas gubernamentales como el Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños (WIC), que ofrece educación nutricional y alimentos nutritivos a mujeres embarazadas, lactantes y en posparto, al igual que a niños de hasta cinco años.
“El WIC incluye todo tipo de alimentación, que sean vegetales, huevos, carne, leche, que al principio puede ser fórmula y, cuando ya están mayores de un año [los bebés], leche fresca, mantequilla. Todos los alimentos saludables. No incluye cosas con mucha azúcar, no incluye bebidas carbonatadas”, añadió la pediatra.
Así mismo, recomendó mantener una relación estrecha con el médico de familia, creando confianza y comunicación.
“La mejor arma que tiene el pediatra es educar a esa familia de por qué se toman unas decisiones, no porque te las estoy dictando, sino porque te oriento y te ayudo a entender por qué esto es bueno”, señaló.
Las recomendaciones de la doctora Quiñones de Longo fueron parte del Noveno Taller de Periodismo en Salud, ofrecido en San Juan por la organización sin fines de lucro Voces de Puerto Rico en conjunto con el Overseas Press Club para estudiantes universitarios.
Este artículo es una colaboración con, Isabel Burgos Rossy, Kiara Maldonado Acevedo y Paola N. Sierra Gelpí, estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, recintos de Arecibo y Río Piedras. Desarrollado en 9.º Taller de Periodismo de Salud de VOCESPR y el Overseas Press Club de Puerto Rico.