Unos diez ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela fueron liberados esta semana como parte de un acuerdo diplomático mediado por El Salvador, en el que también se permitió la repatriación de más de 250 migrantes venezolanos encarcelados en la megacárcel de Bukele.
El intercambio fue confirmado por autoridades estadounidenses y venezolanas, quienes calificaron el acto como un “gesto humanitario sin precedentes” en medio de tensiones regionales por las políticas migratorias y de seguridad.
Los venezolanos deportados previamente desde Estados Unidos habían sido enviados a El Salvador bajo la controversial Ley de Enemigos Extranjeros, una norma del siglo XVIII reactivada por la administración de Donald Trump para justificar deportaciones masivas. Una vez en suelo salvadoreño, estos fueron recluidos sin cargos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), conocido por sus duras condiciones y denuncias de violaciones a los derechos humanos.
“Mi hijo fue arrestado por tener tatuajes. Nunca había estado preso en Venezuela, y mucho menos aquí”, denunció una madre al recibir a su hijo repatriado en el aeropuerto de Maiquetía, según reportes de medios locales.
Por su parte, el gobierno de Nicolás Maduro celebró el regreso de los venezolanos como una “victoria del pueblo” y acusó a Washington de haber “secuestrado migrantes inocentes”.
En respuesta, el presidente salvadoreño Nayib Bukele defendió su participación como mediador, destacando que “se logró un acuerdo de dignidad para todas las partes”.
Los estadounidenses liberados incluyen ciudadanos y residentes permanentes que habían sido arrestados en Venezuela por presuntos delitos no especificados. Fueron entregados a funcionarios estadounidenses en una operación discreta que culminó el pasado jueves en Caracas.
Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch aplaudieron la liberación, pero advirtieron sobre el uso creciente de leyes arcaicas para justificar detenciones masivas. “Este acuerdo es un alivio, pero también una señal de alerta sobre cómo se está manejando la migración en la región”, indicó Erika Guevara Rosas, abogada de derechos humanos.
El intercambio también podría marcar un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, que se habrían puesto en pausa desde hace más de una década.
Hasta el momento, se desconoce si habrán más liberaciones o acuerdos similares próximamente.