La fragilidad financiera de los consumidores en Puerto Rico se mantuvo en el rango de moderada durante la primera mitad de 2025, según el Índice de Fragilidad Financiera del Consumidor elaborado por Estudios Técnicos, Inc. (ETI).
El resultado refleja una mejoría frente al año pasado, cuando el índice promediaba un nivel alto.
“El índice se situó en 0.33 en el primer trimestre y en 0.38 en el segundo, frente al 0.52 del 2024, lo que muestra un alivio en la situación financiera de los consumidores”, explicó Leslie Adames, director de la División de Análisis y Política Económica de ETI.
Factores que aportaron a la mejoría
El análisis destaca que la recuperación respondió a:
- La tasa de desempleo históricamente baja de 5.4 %.
- La reducción de quiebras personales, de 1,022 casos en el último trimestre de 2024 a 904 en el primero de 2025.
- Menor delincuencia en préstamos de consumo e hipotecarios.
- Fortalecimiento del salario real, favorecido por la desaceleración de la inflación.
No obstante, en el segundo trimestre se observó un leve deterioro: la tasa de morosidad en préstamos de consumo aumentó de 2.70 % a 3.04 % y las quiebras personales repuntaron a 1,019 casos.
Riesgos para lo que resta del año
Adames advirtió que el panorama dependerá en gran medida de la inflación, particularmente por el efecto de los nuevos aranceles de la administración Trump, que podrían trasladarse a precios más altos en el segundo semestre.
Otro factor clave será la política monetaria de la Reserva Federal. Una eventual baja en la tasa de interés de referencia en septiembre podría aliviar costos de financiamiento, pero persisten riesgos ligados al endeudamiento de los hogares, la liquidez limitada y el aumento de empleos a tiempo parcial.
Impacto de las tasas del Tesoro
El economista también subrayó que el empinamiento de la curva del Tesoro —con un diferencial de 124.6 puntos básicos entre los bonos a dos y treinta años— podría limitar el alivio en las tasas hipotecarias y encarecer el costo de capital para las empresas. “Esto puede traducirse en mayores restricciones crediticias y presiones sobre el ingreso disponible, acentuando la fragilidad financiera de los consumidores”, puntualizó.