El asesinato del activista conservador Charlie Kirk marca un punto de inflexión en los primeros nueve meses de la administración de Donald Trump en Estados Unidos.
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Para el catedrático en la Facultad de Humanidades del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico Pedro Reina Pérez, este suceso puede provocar que la derecha asuma control de la narrativa.
Seguidores del sujeto y líderes religiosos ya lo describen como un mártir por vociferar sus opiniones conservadoras, que abordaban ideologías racistas y homófobas.
“El ‘trumpismo’ ha creado discurso de la crisis para justificar medidas extremas […] Ese es el precio para portar armas indiscriminadamente”, planteó tras enfatizar en que actualmente las autoridades entablan una persecución contra el presunto asesino.
We are asking for the public's help identifying this person of interest in connection with the fatal shooting of Charlie Kirk at Utah Valley University.
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Este homicidio de un activista que defendía tiroteos masivos por reservar el derecho de la Segunda Enmienda (portación de armas), comparado con el atentado a finales del 2024 hacia el principal oficial ejecutivo de la aseguradora UnitedHealthcare, Brian Thompson, criticada por denegar reclamaciones de pacientes, reflejan un estado de insatisfacción de la sociedad hacia lo que representan, opinó Reina Pérez.
“Ambos [asesinatos] se pueden ver como muestras de desbordamiento de la insatisfacción social: uno porque es una compañía que determina la vida o la muerte y otro porque propaga la ideología que favorece la muerte”, reflexionó.
Según la agencia de noticias Reuters, en Estados Unidos han ocurrido 150 ataques políticos en estos primeros seis meses, que son más del doble que en el mismo período del 2024.
El psicólogo clínico Alfonso Martínez Taboas resumió en cinco variables lo que puede inducir a una violencia motivada por política: inseguridad económica, ansiedad con minorías étnicas y raciales, discursos inflamatorios políticos, insensibilidad a grupos desaventajados, animosidad personal y actitud ofensiva hacia las personas que no comparten ideologías.
“El peligro es que se pueda normalizar que la violencia es una opción”, expresó.
El catedrático en la Universidad Carlos Albizu mencionó también dos conceptos que podrían explicar la incidencia: el contagio de violencia, en el que la exposición constante propensa actos fatales, y el Otro, que despoja de humanidad y antagoniza a otra persona o un grupo para justificar violencia.
Ambas caen en que haya un “espiral de violencia”, dijo el psicólogo, reflejado en las estadísticas, puesto que en Estados Unidos, donde reside casi el 5 % de la población global, los tiroteos en masa son más comunes que en cualquier otro país.
Joaquín A. Rosado Lebrón cubre salud para Metro Puerto Rico a través del programa Report for America.