Hay momentos en los que el entendimiento de los sucesos que conforman la salud emocional en los atletas se manifiesta orgánicamente, como pasó aquel sábado, 31 de mayo de 2025. Pregúntenle a Carla Cortijo.
El atardecer languidecía ese día en las afueras del coliseo Fernando ‘Rube’ Hernández de Gurabo cuando Carla experimentó una escena retrospectiva que le haría recordar todos los retos psicológicos que superó para alcanzar el éxito en su condecorada carrera en el baloncesto. En medio de una plática con la armadora novata Britney Cedeño, Carla se transportó al 2012, tres años antes de su gran llegada a la WNBA, en 2015, con el Dream de Atlanta. Flashbacks le llamarían algunas personas; déjà vu dirían otras.
Claro, ella sabe que esto es una forma de mostrar cómo las experiencias de vida estructuran nuestra salud emocional, porque si eres una atleta de alto rendimiento eso de mente sana en cuerpo sano se vuelve a veces relativo. O sea, el cuerpo puede estar en perfecta condición, pero es la mente la que guía cómo eventualmente se desenvolverá el físico a la hora de ejecutar. Britney le contó las peripecias que hizo para poder participar en el campamento de novatas del Baloncesto Superior Nacional Femenino, y Carla parece mirarse en un espejo.
“Ese día, Britney, que tuvo una destacada participación en ese campamento, me contó algo que me hizo recordar todos los obstáculos que superé para llegar a la WNBA”, comenzó su relato Carla, una de las caras del básquetbol boricua del siglo XXI, en alusión a la conversación que tuvo con Britney, quien fue escogida por las Gigantes de Carolina en la segunda ronda del sorteo de novatas 2025.
“Cuando se acaba el campamento, yo fui de las últimas en irme y cuando salgo veo a Britney sentada solita afuera y empiezo a hablarle. Me dice que justo antes de empezar el campamento había llegado desde Los Ángeles, que desde el aeropuerto cogió un Uber hasta Gurabo, que durmió bien poco, pero que estaba bien entusiasmada de haber podido participar en el campamento. Estaba allí sentada esperando que la vinieran a buscar para volver al aeropuerto y tomar su vuelo de regreso”, continuó Carla.
“Ella llegó, hizo el campamento, y se fue, y a mí me encantó eso, pues al verla a ella me acordó a mí en el 2012, cuando también fui a un campamento de novatas de la WNBA. ¡Es que yo me tiré esa misma misión! En aquel momento, fui a Orlando para ese campamento, pero mi vuelo, que estaba pautado para llegar a las 8:00 PM el día antes del campamento, se atrasó y, literalmente, llegué a las 5:00 AM, muerta de cansancio, tomé un taxi del aeropuerto al hotel para desayunar, bañarme y ya a las 9:00 AM estar en la cancha uniformada y ready. A la cancha llegué en pon con otra jugadora”, prosiguió.
“Y si supieras, a mí no me llamaron en ese año, pero tres años después me llaman de Atlanta. Michael Cooper, el dirigente de Atlanta, me dijo que me había visto en aquel campamento, y que sabía que tenía futuro en la liga. Uno piensa que cuando pasa por tanto trabajo para alcanzar lo que quiere y no sucede de primera instancia, que quizás no valió la pena, pero sí sirvió. Y cuando Britney me dijo todo lo que había pasado para ese día estar en Gurabo, le dije que, si en el primer round nadie la pedía, yo la iba a escoger rápido en la segunda ronda porque esas son las experiencias que forman carácter en las jugadoras”, subrayó.
Y así fue. Carla, quien regresó a Carolina este año como coapoderada, movió las fichas para que Britney se uniera a las Gigantes, la franquicia más ganadora del BSNF, con 18 campeonatos a su haber y la dirección impecable del profesor Carlos Calcaño. Cedeño es una especialista en preseo, seleccionada como Defensora del Año de la Conferencia PacWest de la División II de NCAA, donde jugó con la Dominican University of California. Allí promedió 13.9 puntos por partido, con 8.3 rebotes y 4.1 robos de balón, siendo escogida también para el Primer Equipo Todos Estrellas del Pac West. Estableció un récord en la División II con 118 robos de balón y también realizó un triple doble en un partido ante Chaminade University con 14 puntos, 12 rebotes y 12 cortes de balón.
En la primera ronda, sin embargo, las Gigantes escogieron a Mia Castillo, una combo-guard capaz de anotar copiosamente, quien lideró en puntos la pasada campaña de NCAA División III con Baruch College CNYU, promediando 27.5 tantos por partido. Mia, quien tiene familia en Mayagüez, Ponce y Bayamón, no venía a Puerto Rico desde los 10 años y esta oportunidad de jugar ante su familia la llena de entusiasmo. Claro, que ahora toca superar algunos dolores de crecimiento, pues el juego en el BSNF no es igual que en la cancha colegial.
“Me siento bendecida de estar en un equipo con tanta historia como las Gigantes, esto es un sueño para mí”, le dijo Mia a Metro SALUD.
“Es un reto, la liga entera es un reto, es mucho más física que lo que he experimentado, hay mucho trash talk, es una experiencia nueva, pero con la ayuda de mis compañeras más experimentadas, ya me estoy acoplando, dándome cuenta de cómo va la cosa. Estoy lista para contribuir en lo que sea necesario”, destacó Mia, mientras subrayaba que “algún día quisiera también vestir el uniforme de la selección de Puerto Rico”.
Ella sabe que su camino apenas comienza. Ahora lucha por tener más minutos en cancha, un reto psicológico real, pues ha pasado de ser la primera opción ofensiva en un equipo colegial a aceptar el rol que Calcaño le otorgue durante su participación con Carolina. Una maestra Jedi que en esta nueva jornada aconseja a esta joven padawan baloncelística es la veterana Glennys Rosa, cuyo trayecto en el BSNF es sinónimo de tesón y esfuerzo.
“Esta liga es bien fuerte, hay que aceptar nuestros roles, aunque a veces pensemos que las cosas no son justas. Las jugadoras más jóvenes deben entender el sacrificio que hacemos por el amor del deporte. Yo, por ejemplo, sigo batallando por mi tiempo de juego, yo amo jugar en Carolina, tengo seis campeonatos aquí. Todas las noches le reitero a las novatas que deben aprovechar el tiempo de juego que les den, así sea poco, porque es así como una se consolida en esta liga”, articuló Glennys, veterana de 15 años en el BSNF, con campañas con Carolina y las Cangrejeras de Santurce.
De hecho, Santurce fue el primer escollo que encontró este año Carolina, luego de haber perdido la serie final el año pasado en cuatro partidos. En el primer partido de la actual campaña, las Cangrejeras vencieron 67-60 a las Gigantes y la retroalimentación que Rosa dio luego del partido fue clave para las jugadoras más jóvenes. Glennys entiende bien cómo se bate el cobre en esta liga y que, al fin y al cabo, el desafío radica en mantener la compostura psicológica individual por el bien de la salud emocional colectiva del equipo.
“La salud es estar bien”, resumió.
“Y hay que entender que, perdamos tal o cual juego, sea con Santurce o quién sea, Carolina siempre va a estar en las miras del campeonato, siempre vamos a buscar la manera de llegar a la final”, acotó.
“Sí, tenemos esa espinita que sacarnos con Santurce. Nos queda un juego más con ellas y si ellas vuelven otra vez y nos ganan, pues ok, pero que sepan ellas y que nosotros estemos claras que nos vamos a enfrentar en los playoffs, y si no pasa, el equipo que venga se va a tener que fajar con nosotros si quiere el campeonato. Y para eso, la salud colectiva es bien importante, por lo que cada una debemos entender nuestro rol, no importa si entras a jugar un segundo, dos segundos, hay que hacerlo. Cuando eso se entiende, el resto fluye. Y cuando lleguen la postemporada, si hay que buscar ayuda psicológica, aquí estamos para ayudarnos. Todas somos una”, manifestó.
Bueno y si se trata de estar y ser en pos de la salud colectiva del equipo, hay una persona que ejemplifica ese espíritu a la perfección. La apoderada Claudia Ramos Zorrilla respiró hondo tras la pasada serie final, analizó los logros y las pérdidas de su equipo y recargó batería para encaminar nuevamente a sus Gigantes. Sí, Santurce sigue en la mira, pero la pasión por el deporte va por encima de todo.
“Oye, la rivalidad con Santurce siempre va a existir, pero hay que estar clara que este equipo es de tradición ganadora, 18 campeonatos no se dan así porque sí”, señaló Claudia.
“Dicho eso, quiero ser bien transparente, porque estas cosas no las he hablado con nadie. Mi mayor aprendizaje, luego de pasar revista con todo, ha sido disfrutarme el proceso y ese es el mensaje que quiero darle a las muchachas. Una tiene una presión a nivel profesional, más la presión que se meten las jugadoras en la cancha, pero al final del día nos metemos tanto en el proceso que la propia esencia del proceso se pierde”, arguyó.
“Por eso les digo a cada una que se disfruten el proceso porque el juego va a seguir corriendo, es super cambiante y hay que adaptarse a los cambios, coger las cosas con calma, no tomar nada personal, para así permanecer enfocados en la meta final, que es el campeonato”, agregó.
Y así, en conjunto, con novatas como Mia y Britney bajo el ala de veteranas como Glennys, Charity Harris o Teana Muldrow, con la consultoría de Carla y Claudia, y con la dirección del profesor Calcaño, es que las Gigantes superan todo desafío psicológico y mental en búsqueda de su título número 19. Como dijo un gran prócer de la música nacional, la que sabe, sabe.
“Mira, yo empecé en el Baloncesto Superior Femenino a los 13 años, cuando en 2001 Gerry Batista me trajo a Carolina. Llegué con un miedo horrible, pero horrible, jugando con mujeres adultas”, recordó la comandanta Carla.
“Yo sé por lo que Britney y Mia están pasando, esa ansiedad, ese miedo que le da a una a nivel profesional, que esto no es lo mismo que colegial, pero es otro paso que hay que dar. Me identifico mucho con ellas, me identifico mucho con Glennys y cómo su disciplina y ansias de jugar va sobre cualquier cosa. Yo logré entender cómo estas experiencias forman lo que somos. Y aquí estamos para ayudarnos unas a las otras”, puntualizó.