El objeto interestelar 3I/ATLAS, el tercer visitante de este tipo detectado en nuestro Sistema Solar, continúa siendo objeto de un intenso debate científico. El astrofísico Avi Loeb, profesor de la Universidad de Harvard y una de las voces más polémicas de la astronomía moderna, ha reavivado la discusión al presentar públicamente una lista de siete anomalías que, a su juicio, refutan la simple clasificación de 3I/ATLAS como un cometa natural.
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Loeb, quien también lidera el Proyecto Galileo para la búsqueda de tecnología extraterrestre, argumenta que la comunidad científica debe abordar estas discrepancias y no descartar la posibilidad de que el objeto tenga un origen tecnológico o artificial.
Las 7 anomalías destacadas
Las “anomalías” que, según Loeb, hacen que 3I/ATLAS sea un caso único y lo desvinculan del comportamiento de los cometas del Sistema Solar son:
- Alineación Orbital: La órbita del objeto se alinea de manera inusual con el plano de la Vía Láctea, lo que es altamente improbable para un cometa natural errante.
- Órbita Retrógrada: Su movimiento en dirección opuesta a la de la mayoría de los cuerpos celestes del Sistema Solar.
- Composición de Níquel Atómico: La detección de emisiones de níquel atómico sin hierro es un rasgo inédito en los cometas observados, ofreciendo nuevas pistas sobre su formación.
- Polarización de la Luz Anómala: La forma en que 3I/ATLAS refleja la luz (polarimetría) no coincide con ningún cometa conocido hasta la fecha.
- Brillo y Actividad a Distancia: El cometa mostró signos de actividad (brillo y coma) desde una distancia inusualmente grande del Sol.
- Carencia de Emisión de Hierro: La ausencia de esta emisión química, comúnmente esperada en cometas, sugiere una composición única.
- Forma y Densidad (inferidas): Aunque el tamaño exacto sigue siendo un misterio, sus características lo acercan a una categoría no tradicional, forzando a los astrónomos a buscar explicaciones más allá de lo convencional.
Loeb insta a los científicos a dejar de lado la “dogmática” insistencia en un origen puramente natural y a explicar todas las anomalías antes de descartar la posibilidad más remota. Por su parte, la NASA y otros observatorios continúan analizando los datos para comprender mejor este intrigante visitante que se dirige a su punto más cercano al Sol en octubre de 2025.