El cierre parcial del gobierno federal no es, como algunos pretenden presentar, una simple consecuencia del forcejeo político entre demócratas y republicanos. Es, en realidad, un reflejo de prioridades profundamente distintas: mientras los demócratas buscan proteger servicios esenciales y garantizar estabilidad para las familias, un sector del Partido Republicano insiste en usar el presupuesto como rehén para adelantar una agenda de recortes y retrocesos sociales.
Pero esta crisis presupuestaria también representa una oportunidad que los demócratas no pueden dejar pasar. Para aprobar el continuing resolution (CR) que reabriría el gobierno y evitaría un impacto económico mayor, los republicanos necesitan votos demócratas. Y esos votos deben tener un precio político claro: compromisos concretos para preservar los créditos contributivos federales que subsidian el costo de las pólizas de seguro médico bajo la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés).
Esos créditos —que reducen drásticamente el costo mensual de las primas para millones de personas— expiran próximamente si el Congreso no actúa. Su eliminación implicaría aumentos de entre cientos y miles de dólares mensuales para familias trabajadoras y, en muchos casos, la pérdida total de cobertura.
No se trata de un asunto marginal: según proyecciones independientes, más de cuatro millones de personas podrían quedar sin seguro médico si el Congreso no renueva los créditos. Y todo por un cálculo político que prioriza la austeridad ideológica por encima de la salud pública.
Por eso, los demócratas deben convertir este momento en un punto de inflexión. El acuerdo para reabrir el gobierno debe incluir no solo la extensión de esos créditos, sino también:
- Financiamiento estable para Medicaid y el programa de salud infantil (CHIP, en inglés), cuya continuidad peligra por los recortes impulsados por la derecha republicana.
- Ampliar la capacidad de Medicare para negociar precios con las farmacéuticas, aliviando el peso de los medicamentos.
- Proteger los fondos para salud reproductiva y planificación familiar, que siguen siendo blanco de ataques legislativos.
- Priorizar la salud mental y la prevención de adicciones, crisis que afecta tanto a comunidades rurales como urbanas, sin respuestas adecuadas del gobierno federal.
En otras palabras, los demócratas no pueden conformarse con un acuerdo de corto plazo que simplemente reactive el gobierno. Deben usar la negociación como el medio para asegurar estabilidad sanitaria y justicia social. Si se renuevan los contratos federales, pero se deja expirar la cobertura de salud de millones, el costo humano será infinitamente mayor que el económico.
Los republicanos han utilizado una y otra vez el cierre del gobierno como arma política. Es momento de que los demócratas respondan con la misma firmeza, pero con un propósito distinto: defender la salud y la dignidad de las familias estadounidenses.
Si el precio de mantener abierto el gobierno es sacrificar esos créditos que hacen posible el acceso a un seguro médico asequible, entonces la verdadera irresponsabilidad no estaría en cerrar el gobierno, sino en abrirlo sin haber logrado nada para adelantar causas justas.