El presidente del Centro Unido de Detallistas (CUD), Dr. Ramón Barquín III, expresó su preocupación ante la actual situación económica del país y las repercusiones que, a su juicio, tendrá tanto a corto como a largo plazo sobre la vida de los puertorriqueños.
Barquín señaló que Puerto Rico atraviesa un momento decisivo en su historia económica, recordando una época en que el “ingenio criollo” levantaba comercios, fincas y fábricas, cimentando una economía productiva e independiente. “Era una economía viva, que producía, comerciaba y soñaba con independencia económica, aunque el poder político fuera otra historia”, expresó.
El líder del CUD lamentó que la isla haya perdido esa herencia de esfuerzo y autosuficiencia, convirtiéndose en una economía dependiente del gasto público y de las decisiones políticas de turno.
“Ningún país ha prosperado confiando su destino económico a la política partidista. La verdadera fuerza de una sociedad moderna está en su empresa privada: arrojada, creativa y competitiva”, enfatizó.
Barquín comparó la realidad de Puerto Rico con la de otros países de América Latina y Europa, como México, Chile, Brasil, República Dominicana y España, donde las industrias locales han florecido gracias a la inversión nacional. “Han entendido que el capital propio es el cimiento del desarrollo sostenible”, añadió.
El presidente del CUD destacó que más del 85% de los alimentos que consume Puerto Rico son importados, y advirtió sobre la falta de soberanía económica que esto implica. “No hay democracia capitalista si el capital criollo es marginado, mientras al extranjero se le ofrecen privilegios y exenciones”, manifestó.
Barquín insistió en la necesidad de que el Estado actúe como facilitador, no como obstáculo, y promueva la productividad sobre la dependencia. “No se trata de negar la inversión extranjera, sino de establecer un trato equitativo. Que el empresario puertorriqueño reciba los mismos incentivos y oportunidades que el foráneo”, apuntó.
Finalmente, el presidente del CUD exhortó a “retomar el control del destino económico” del país mediante el fortalecimiento de la producción local y la inversión en sectores estratégicos como el turismo, la agroindustria, la tecnología y el comercio con identidad puertorriqueña.
“Si sustituyéramos un 20 por ciento de las importaciones por producción local, podríamos aumentar el PIB en más de 4 mil millones anuales. La fórmula es sencilla: producir más, depender menos y recuperar el espíritu empresarial de nuestros abuelos”, concluyó Barquín.
