Los adolescentes puertorriqueños entre los 13 y 19 años de edad representan el último eslabón de la Generación Z: una generación que creció en plena revolución digital, pero que enfrenta nuevas dinámicas sociales y emocionales.
Sus hábitos, formas de comunicarse y hasta su manera de percibir la salud mental reflejan un cambio profundo frente a las generaciones previas.
El psicólogo escolar y catedrático auxiliar en la Universidad Carlos Albizu, Andrés Cruz Santos, explicó que aunque se trata de un grupo amplio en edad, comparten características marcadas por la tecnología y la etapa de desarrollo cerebral.
“El gap (brecha) entre 13 y 19 años es muy grande, pero lo que los une es que su cerebro está todavía en pleno desarrollo, específicamente lo que es la parte de su lóbulo frontal, que trabaja la toma de decisiones, el control de impulso y el juicio moral”, señaló el experto.
Desde su práctica profesional, el psicólogo observó que la vida de los adolescentes gira casi por completo en torno a la conectividad digital, tanto en sus espacios de ocio como en las dinámicas que conforman su día a día.
“Lo más que caracteriza a los jóvenes entre esas edades es la conectividad digital, qué tan conectados están y cómo pasan su tiempo libre, ya sea en videojuegos, en redes sociales o en plataformas de comunicación como WhatsApp y FaceTime”, indicó Cruz Santos.
El ecosistema del entretenimiento y la información
La encuestadora y directora ejecutiva de LIT Data, Lourdes Fernández, coincidió en que los adolescentes en la actualidad han transformado la manera de consumir información y entretenimiento.
Explicó que estudiar a los más jóvenes, particularmente a los menores de 15 años, representa un reto metodológico, ya que requiere el consentimiento de sus padres para poder entrevistarlos directamente.
Aun así, las tendencias disponibles muestran que este grupo se inclina con fuerza hacia plataformas como TikTok y Snapchat, donde predominan los formatos breves, visuales y de alta interacción.
Conforme a los datos recopilados por LIT Data, los adolescentes de entre 15 y 17 años utilizan YouTube y TikTok con mayor frecuencia, alcanzando un 81% y 77% de preferencia, respectivamente. Le siguen Instagram con 53%, WhatsApp con 44%, y Facebook con apenas 28%.
“Los más jovencitos no están tanto en Instagram, pero los de 15 a 17 tienen un uso mayor. En términos de uso de plataformas digitales, esas son las que están utilizando”, indicó Fernández.
La encuestadora señaló además que casi toda su exposición mediática ocurre en entornos digitales y de streaming (reproducción en línea), por lo que los adolescentes no se caracterizan por consumir cable o televisión local. Su contacto con esos medios tradicionales suele darse solo de forma incidental, cuando un adulto en el hogar los mantiene encendidos. Esta generación, apuntó, se informa y se entretiene bajo sus propios términos, eligiendo contenido breve, personalizado y disponible a demanda.
“Están viendo televisión a través de Netflix o Hulu. Son súper selectos con la programación”, sostuvo Fernández.
Esa preferencia por plataformas digitales también explica por qué resulta cada vez más difícil captar su atención.
Fernández destacó que los adolescentes de hoy demandan autenticidad y conexión emocional de parte de las marcas.
“Mientras más jóvenes se van poniendo, más difícil es capturarlos. Una vez te perdieron y perdieron el nivel de entendimiento, se fueron. Lo importante es que una marca pueda conectar con ellos de manera personal. Esa conexión emocional es bien importante porque si no, los perdiste en dos segundos”, explicó.
Destacó que los adolescentes tienden a construir su identidad a través de la conexión constante con el entorno digital.
Su sentido de pertenencia, explicó, está profundamente influenciado por los movimientos culturales y las tendencias que emergen en las redes sociales. Las plataformas sociales, señaló, se han convertido en su principal fuente de información y, al mismo tiempo, en el espacio donde buscan aprobación y conexión emocional. Fernández especificó que la mayoría de los adolescentes se entera de los eventos actuales a través de plataformas digitales, donde los algoritmos determinan qué ven, qué opinan y, en ocasiones, qué creen.
“Muchos se enteran de algo en TikTok, y como las redes tienen algoritmos, si estuviste viendo una noticia, automáticamente te salen mil cosas de eso. Por ahí es que se están enterando”, indicó.
De acuerdo con datos provistos, estos jóvenes elaboran un promedio de 5.1 horas diarias en línea, de las cuales alrededor de 2.9 horas se concentran exclusivamente en redes sociales. Entre sus principales fuentes de información, destacan las redes sociales (78 %), seguidas por la familia y amigos (64 %), YouTube (52 %) y las aplicaciones o portales de noticias digitales (47 %). En menor medida, recurren a la televisión (31 %) y a la escuela (26 %).
Ese ecosistema digital ha difuminado la frontera entre información y opinión, conforme a la experta. Cada vez más jóvenes recurren a la inteligencia artificial para buscar datos o confirmar rumores, asumiendo que lo que leen o escuchan es verídico.
“Muchos de ellos buscan un tema y se meten a Chat GPT a buscar información como si fuera un buscador normal. Más de un 70 % cree que todo lo que están leyendo es real”, advirtió.
Fernández Castellanos informó que cerca del 19 % ha comenzado a utilizar herramientas de inteligencia artificial para buscar o confirmar información.
La ansiedad de estar siempre conectados
Cruz Santos explicó que la constante exposición tecnológica ha traído consigo nuevas formas de ansiedad y dependencia digital. Hay adolescentes, según este, que presentan ansiedad tanto “por conexión como por desconexión”, ya que la falta del dispositivo puede causar un efecto emocional inmediato.
“Niños que como castigo le quitan el iPad (tableta) o el teléfono, y se puede ver esa ansiedad por no tener su dispositivo”, afirmó, al señalar que hay conductas digitales que se aprenden por imitación de los padres.
“Siempre tenemos el ojo en los menores de edad y los estamos señalando, pero usualmente muchas de sus conductas son imitaciones de sus papás porque también los adultos en Puerto Rico tenemos un uso problemático de Internet y estamos hiperconectados”, expresó.
El psicólogo también advirtió que la sobreexposición a contenido y la falta de supervisión digital han incrementado los casos de ciberacoso y desinformación.
“Hay muchos padres que no están al tanto de lo que sus hijos están haciendo en el mundo virtual. Y eso lleva a consecuencias de cyberbullying, de niños estar en lugares que no tienen que estar, hablando con personas que no son confiables”, comentó.
Sin embargo, Cruz Santos también resaltó una tendencia curiosa entre algunos adolescentes mayores, de entre 16 y 19 años, que contrasta con la hiperconectividad general del grupo. Aunque reconoció que se trata de una minoría, notó jóvenes que se están distanciando deliberadamente del uso constante de la tecnología.
“He visto muchos adolescentes que han tenido hasta tendencias más conservadoras. Adolescentes que no quieren usar el teléfono, no quieren usar el smartwatch (reloj inteligente), quieren usar relojes viejos, quieren salir con sus amistades y leer, no tienen dispositivos electrónicos”, aseguró.
A diferencia de generaciones anteriores, Cruz Santos explicó que los adolescentes actuales muestran una mayor conciencia sobre su bienestar emocional y una disposición más abierta a hablar sobre lo que sienten.
Destacó que muchos de ellos reconocen la importancia de la salud mental y no temen buscar ayuda profesional cuando la necesitan.
“Estos niños de ahora los noto mucho más abiertos y con mucho más conocimiento sobre lo que es psicología y la salud mental. La accesibilidad o la idea de ir al psicólogo no es tan tabú como antes”, afirmó.
