



¿Usas una app de inteligencia artificial para editar fotos, traducir textos o chatear? ¡Ojo! Taiwán ha encendido las alarmas a nivel mundial. El gobierno de la isla ha puesto en la mira a varias aplicaciones chinas de IA y, específicamente, a modelos de lenguaje como DeepSeek, acusándolas de ser potenciales caballos de Troya para el robo de información sensible.
Esto no es paranoia; es la nueva realidad de la Guerra Fría tecnológica, donde la app gratuita que instalaste para probar un filtro cool podría estar enviando tus contactos y tu ubicación a un servidor al otro lado del mundo.

El riesgo de confiar en software patrocinado
El problema no es la IA en sí misma, sino quién la controla y las leyes de jurisdicción. En China, las empresas de tecnología están legalmente obligadas a colaborar con los servicios de inteligencia de su gobierno si así se les requiere.
Taiwán advirtió sobre DeepSeek y otras cuatro apps chinas. El riesgo es que, al interactuar con estas herramientas, estás enviando tus datos (texto, fotos, voz, prompts) a servidores que están bajo la jurisdicción de Beijing.

La IA necesita una cantidad masiva de datos para entrenarse. La preocupación es que esta recolección se esté utilizando con fines de inteligencia y espionaje. No buscan solo tu selfie, buscan patrones de comunicación, documentos sensibles y know-how empresarial.
Este movimiento de Taiwán es un reflejo de una tendencia global. Los gobiernos están tomando medidas drásticas para proteger sus sistemas nacionales de software proveniente de países considerados rivales geopolíticos.
TikTok vs. EE. UU.
Esto sigue el mismo patrón que vimos con la presión de Estados Unidos sobre TikTok por el temor a la manipulación de información y el acceso a datos de usuarios estadounidenses.

Los expertos en ciberseguridad señalan que, aunque la app parezca inofensiva, las políticas de privacidad son ambiguas. El usuario acepta ceder sus datos a una empresa que, bajo la ley de su país de origen, debe entregar esa información a las autoridades si se le exige.
La regla de oro en esta nueva era de IA es: si es gratis, el producto eres tú. Si la app es de una potencia rival, el producto que vendes no es solo tu atención, sino tu información sensible. La recomendación es siempre auditar de dónde viene el software que instalas y limitar sus permisos al mínimo indispensable.
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