La escena era perfecta para un comercial: un usuario pide “haz mi texto más grande”, Copilot ilumina el camino, todos aplauden. Pero en la vida real (y en el propio video de Microsoft), el copiloto se perdió en su propia cabina. El resultado: una demo oficial que promociona una función estrella… corrigiéndola a mano.
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El anuncio que se tropezó con su propio guion
El 12 de noviembre, Microsoft publicó un clip con el youtuber UrAvgConsumer probando Copilot Vision en Windows 11. La petición era simple: “Quiero agrandar el texto de mi pantalla”. Copilot señaló correctamente Pantalla y luego Escala.
Hasta ahí, bien. El patinazo llegó cuando el asistente recomendó seleccionar 150%… que ya estaba aplicado por defecto en ese portátil. En el video, el creador ignora la instrucción y sube manualmente al 200%, logrando, ahora sí, que todo se vea más grande. Final feliz, pero no gracias al copiloto.
¿Agrandar texto ≠ cambiar la escala? Sí, y ese matiz importa
Lo que Copilot mostró no era estrictamente “agrandar el texto”, sino escalar toda la interfaz: iconos, menús, ventanas y tipografías.
Para muchas personas —especialmente usuarios mayores— lo más directo y comprensible está en Configuración → Accesibilidad → Tamaño del texto, con un deslizador y vista previa muy clara. Esa ruta evita desbaratar proporciones del escritorio y cumple exactamente con la frase “quiero texto más grande”.
La hemeroteca (y Twitter) no perdonan
La discrepancia se detectó al instante. Usuarios señalaron que el audio del asistente no coincide con lo que sucede en pantalla y que la recomendación de 150% no hacía nada en ese dispositivo.
La sección de “contexto añadido por lectores” en X reforzó el punto con un enlace al soporte oficial de Microsoft donde, ironías del destino, se explica la vía correcta para aumentar el tamaño de texto en Windows 11.
Ni Bing —ese mismo buscador que vive en Edge— dudaría: la primera respuesta sugiere Accesibilidad → Tamaño del texto.
¿Por qué publicar un ejemplo… que deja mal a la función?
Aquí empieza el misterio. Si la demo no salió, ¿por qué no regrabar? Si hacía falta recortar, ¿por qué no ajustar la locución para que coincidiera con la acción de subir al 200%?
Al mostrar una instrucción inefectiva, el video queda como un recordatorio de que los LLM pueden ser inconsistentes… justo lo último que debería exhibir un comercial.
La lectura más amable: el equipo de marketing no calibró el matiz entre “texto” y “escala”, ni el impacto de mostrar una recomendación redundante.
Lo que Copilot sí hizo bien (y dónde debería mejorar)
Para ser justos, el asistente navegó hasta la sección correcta de Configuración y ubicó un control que efectivamente hace que “todo se vea más grande”. El problema fue de precisión semántica (texto vs. UI completa) y de contexto (recomendar un porcentaje ya activo). Dos ajustes mejorarían mucho la experiencia:
- Desambiguación natural: ante “agrandar texto”, ofrecer dos caminos: “¿Solo texto o toda la interfaz?” y previsualizar ambos.
- Lectura de estado: si la escala ya está en 150%, sugerir el siguiente paso útil (175%/200%) o redirigir a Accesibilidad → Tamaño del texto.
El elefante en la sala: confianza, consistencia y demos
La omnipresencia de la IA en el sistema promete atajos para todos, desde la persona con baja visión hasta quien no quiere memorizar rutas de menús.
Pero cada demo es un contrato de confianza: si el ejemplo estrella no clava lo básico, el mensaje que queda es que el usuario seguirá resolviendo “a pulso”. Y cuando el “a pulso” es más rápido que el copiloto, la adopción se enfría.
Moraleja para Redmond (y para cualquiera que haga demos de IA)
Primero, casos de uso hiperconcretos y chequeados: si la intención es “texto más grande”, que la ruta sea Accesibilidad y que el asistente lea el estado actual antes de hablar. Segundo, coherencia audiovisual: la voz debe reflejar exactamente lo que ocurre en pantalla.
Tercero, feedback en tiempo real: si la acción del usuario es distinta a la sugerida (subir a 200%), Copilot debería reconocerlo (“Perfecto, ahora está en 200%”) en lugar de sonar como si nada.
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Microsoft salió a presumir que Copilot evita llamadas de “ayuda tech”, pero terminó recordando por qué siguen existiendo: cuando la IA se pone imprecisa, el clic de toda la vida rescata la escena. Y si el propio anuncio lo demuestra, el problema ya no es del usuario: es del guion.
