Aunque la temporada navideña típicamente da paso a un aumento en las compras, puede fomentar un patrón repetitivo de gastos excesivos en personas que compran compulsivamente y utilizan esa transacción para regular emociones.
La psicóloga clínica Suilariam Cepeda Fax explicó que la cultura, la época y el consumerismo promueven comportamientos de compulsividad, caracterizada por repetición constante e incontrolable y sentido de urgencia. Según la experta, ese impulso responde a reducir ansiedad o malestar emocional provocado por presiones externas, pero crea una falsa impresión de calma.
El ciclo vicioso surge cuando, después de haber gastado, el comprador siente culpabilidad o hasta vergüenza por finanzas desbalanceadas y recurre a aliviar esas emociones con más compras. De no atender el hábito, puede afectar las relaciones interpersonales, familiares, propias, de trabajo y con amistades. “Es un síntoma que aparece en adicción, siempre precedido por el hecho de que después viene esa culpa y ansiedad”, abundó.
“Esto no es un problema de cuánto voy a gastar, sino emocional: hay algo emocional que no estoy atendiendo”, continuó.
Por su experiencia clínica, destacó que quienes acuden a servicios psicológicos no están conscientes de su compulsividad hasta que otra persona se lo señala y tienden a padecer una salud financiera pobre.
Para reconocer la compulsividad, Cepeda Fax sugirió identificar si las compras ocupan la mayor parte del pensamiento; determinar cuánto afecta la funcionalidad en el trabajo, la familia y el autoestima; reconocer qué activa el comportamiento, además de gastar, de esconder bolsas o mentir; inspeccionar las finanzas y cuán rápido se reducen; cuestionar si los productos son por necesidad o por deseo, y fijarse en la acumulación de artículos nuevos en el hogar con poco o ningún uso.
Similarmente, la Asociación Americana de Personas Retiradas insta velar por señales de depresión, como pasar horas en lugares de compras en línea, acudir al supermercado a comprar algunos artículos y regresar con productos de más o no poder pagar el mínimo a las tarjetas de crédito cuando vencen.
