En Puerto Rico, la Navidad tiene una fórmula propia, música encendida desde septiembre, reuniones que empiezan como un café y terminan como un fiestón, y una mesa donde conviven desde el lechón asado hasta los postres más dulces.
Pero entre todos esos clásicos navideños, hay un invitado silencioso que siempre genera conversación, los populares sandwichitos de mezcla.
La pregunta surge cada año y, aunque algunos los asocian directamente con cumpleaños, lo cierto es que los sandwichitos son parte esencial del menú boricua y, por lo tanto, tienen cabida en cualquier celebración navideña.
Lejos de ser algo “simple”, los sandwichitos representan ese tipo de comida nostálgica que pasa de generación en generación. Son prácticos, económicos, fáciles de servir y, sobre todo, inconfundibles.
Muchas familias los incluyen como parte de la picadera previa, esa etapa inicial donde se conversa, se brinda y se espera por el plato principal.
Funcionan para reuniones de trabajo, cenas familiares, parrandas improvisadas y para quienes reciben visitas de forma espontánea, algo que en Navidad ocurre más de lo esperado en la isla.
Además, la versatilidad juega a su favor. Pueden servirse tradicionales, con relleno clásico de queso crema y jamón, o en versiones más modernas que integran ingredientes como pimientos, aceitunas, o incluso variaciones ligeras y gourmet.
Su tamaño pequeño y sabor familiar añade el toque práctico que muchas anfitrionas y anfitriones buscan durante la temporada navideña.
La Navidad boricua también se caracteriza por la mezcla de lo formal con lo cotidiano. Es común ver mesas que combinan platos elaborados con otros sumamente simples, porque al final lo que define la celebración no es el nivel de sofisticación del menú, sino compartir. En ese sentido, los sandwichitos de mezcla no solo son apropiados, sino que cumplen un rol especial, unen generaciones, evocan recuerdos y aportan ese toque auténtico de fiesta que nunca falla.
Así que sí. En una fiesta boricua de Navidad, los sandwichitos de mezcla no solo se pueden servir, sino que siempre serán bienvenidos. Forman parte de nuestro ADN culinario y continúan siendo una de esas pequeñas tradiciones que mantienen viva la esencia de nuestras celebraciones.