En la actual campaña eleccionaria, la palabra “miedo” ha estado presente en toda la discusión pública, particularmente cuando uno de los ejes del bipartidismo, el Partido Nuevo Progresista (PNP) con la complacencia del otro, el Partido Popular Democrático (PPD), ha utilizado mentira infundada e irresponsable sobre lo que representa la candidatura del compañero Juan Dalmau, la Alianza y el proyecto de transformación social y económica Patria Nueva.
Todos los días, vemos diversas manifestaciones de esa patraña en los medios de comunicación, ataques que van desde un supuesto comunismo, dictaduras y ateísmo imaginarios, hasta la desaparición de la democracia. Ante la falta de ideas, de propuestas y una ausencia de prestigio e historial a favor, recurren a una campaña de fango y terror para tratar de confundir a los electores puertorriqueños.
La campaña del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), en contraste, ha sido una de propuestas innovadoras. Un programa de gobierno amplísimo, moderno y contundente que ha servido de punta de lanza para que nuestro candidato a la gobernación y de la Alianza haya llevado, por meses, dichas propuestas a múltiples organizaciones, decenas de medios de comunicación y a sobre 40 pódcasts. Como resultado reciente de ese trabajo arduo, vimos a miles de jóvenes inscribiéndose para, mediante el voto, exigir el cambio y la transformación que el país necesita. También, un amplio y diverso apoyo de muchos sectores y una campaña donde la alegría, el valor y la esperanza han sido la orden del día.
Donde realmente existe el pavor es en todo aquello que representa el bipartidismo, pues el triunfo de la esperanza y el proyecto Patria Nueva representa acabar con décadas de quiebra económica, social y gubernamental. Tiemblan todos los que, por décadas, han vivido del clientelismo político, de la compra y venta de influencias, de la corrupción pública.
Serán nuevos tiempos donde triunfará el principio del mérito sobre el atornillamiento de empleados a fines al gobierno, la justicia social sobre la “busconería” y el abuso gubernamental, vencerá el desarrollo de una economía sustentable sobre el caos del territorio, el derecho humano a la salud será el escudo protector de miles de pacientes frente al mercado de las aseguradoras, la niñez maltratada y golpeada será protegida y abrazada. Al final de la ruta, la valentía, la confianza y el respeto vencerán al miedo, al pánico y al terror infundado.