La inflación y el alza en el costo de vida han generado un aumento en el sinhogarismo en Puerto Rico. Según Josué Maysonet Colón, ex director ejecutivo de La Fondita de Jesús —organización sin fines de lucro con 38 años de servicio a personas sin hogar y comunidades vulnerables,— se ha observado un incremento en el número de personas que buscan ayuda debido a factores económicos y sociales.
Maysonet Colón destacó que la inflación y los altos costos de los alimentos y la vivienda están empujando a más familias hacia la precariedad. En los últimos meses, el número de personas que acuden diariamente a La Fondita de Jesús ha aumentado un 20%. “Estamos viendo personas que por primera vez experimentan el sinhogarismo debido a factores como el desempleo, desalojos, violencia de género o crisis familiares”, señaló el ex director ejecutivo.
Además, explicó que los adultos mayores son más vulnerables. “Muchos son abandonados en hospitales o centros de cuidado y no tienen apoyo económico ni emocional. Esto los pone en riesgo de quedar en la calle”, añadió.
Impacto de la inflación y el costo de vida
El economista Gustavo Vélez explicó que aunque la inflación ha comenzado a estabilizarse, los efectos acumulativos han dejado un impacto profundo en el poder adquisitivo de las personas. “Desde el inicio de la pandemia, los precios de productos básicos han aumentado un 30%. Este incremento, combinado con salarios que no han crecido al mismo ritmo, ha reducido significativamente el poder de compra de las familias”, afirmó Vélez.
De acuerdo al experto, la inflación acumulada es un fenómeno que ha marcado un antes y un después en la economía de Puerto Rico. “Aunque los precios están creciendo a una velocidad más lenta, los niveles alcanzados durante los últimos dos años no volverán a bajar. Esto obliga a las familias a tomar decisiones financieras difíciles, priorizando lo esencial sobre lo secundario”, destacó el economista.
Un llamado a la acción
La Fondita de Jesús, que recientemente inauguró un programa dirigido a familias en riesgo de quedarse sin hogar, experimenta una creciente demanda de servicios. La organización provee diariamente entre 100 y 150 comidas (platos calientes), tanto en sus instalaciones como en comunidades vulnerables, y ofrece asistencia básica como alimentos y servicios de salud, entre otras ayudas.
Maysonet Colón subrayó que, pese a los desafíos, la organización se mantiene firme en su misión: “Creemos en las segundas oportunidades y en que cada ser humano merece una vida digna. Continuamos creando espacios donde las personas pueden transformar sus vidas”.
El aumento en el sinhogarismo resalta la urgencia de atender las raíces del problema: la crisis económica, los costos de vivienda y la falta de apoyo social. Tanto Maysonet Colón como Vélez coinciden en la necesidad de estrategias económicas y políticas que apoyen a las familias y a las organizaciones que trabajan con poblaciones vulnerables.