Thursday, July 31, 2025
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Negacionismo colonial

Recientemente, ha aumentado el debate público sobre el concepto del negacionismo y sus consecuencias en la realidad social e incluso en acciones gubernamentales. Los diccionarios nos definen el negacionismo como una actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes. Desde las universidades, nos expresan que el negacionismo es el “rechazo sistemático de hechos respaldados por la evidencia científica o histórica, que busca influir en la opinión pública para favorecer determinados intereses”.

Existen múltiples ejemplos de este fenómeno: la histórica negación al holocausto, la existencia de la crisis del cambio climático, algunos avances científicos en la medicina, y recientemente, la negación de un claro, abusivo y terrible genocidio en Gaza.

Puerto Rico no está exento de personas y grupos que niegan hechos históricos y realidades sociales. El comisionado residente en Washington, D.C. y sus seguidores niegan una realidad puertorriqueña: nuestra condición colonial. Estar bajo el control político y económico del Congreso de los Estados Unidos y sus poderes plenarios, bajo la cláusula territorial.

Esto lo niegan, a pesar de que las decisiones sobre nuestro gobierno, nuestras finanzas y nuestra legislación están sometidas y subordinadas a una Junta de Control Fiscal que existe y se impone sobre nuestros funcionarios electos, porque somos colonia.

Ese negacionismo colonial es una de las consecuencias de más de un siglo de colonialismo norteamericano en Puerto Rico, como lo son la dependencia económica y social, la explotación y abuso de nuestros recursos naturales, el militarismo, la violación de derechos humanos, la represión y persecución política, y desgraciadamente por el complejo de inferioridad que nos inculcan de que somos incapaces de gobernarnos nosotros mismos.

Otra característica de ese negacionismo popular es anclarse en el pasado y su romanticismo, repitiendo las consignas de antaño, buscando recrear o “refundar” la farsa y el engaño del Estado Libre Asociado y su mal llamada Constitución. Es negarle futuro a las nuevas generaciones y tratar de mutilarles la esperanza a los que vivimos la esclavitud colonial.

Ante este patético cuadro de obscurantismo político, es fundamental continuar abogando, educando e insistiendo en un proceso de autodeterminación y descolonización para destruir la realidad colonial y que triunfen la esperanza y la libertad.

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