

Inspirado en el azul vibrante del mar y en sus frutos, el ecuatoriano Darwin Alberto Vera Garay desarrolló el concepto de Costa Azul, un espacio acogedor con una propuesta culinaria especializada en mariscos sin dejar a un lado una selección premium de carnes.
Para el propietairo, el nombre del restaurante es un puente entre su país natal y Puerto Rico. “Soy de Ecuador, donde siempre tuve cerca el mar azul que tanto me encanta. Quise traer un pedazo de mi país sin perder la esencia del toque puertorriqueño”, compartió en entrevista con Sabrosia.PR
Con más de 25 años viviendo en Puerto Rico y más de tres décadas en la industria de la hospitalidad, convirtió su recorrido profesional en la base de este proyecto culinario. “He trabajado en todas las áreas de un restaurante: mesero, cocinero, gerente… y estudié sommelier. Toda esa experiencia la quise volcar en un espacio donde el comensal se sintiera a gusto, atendido y sorprendido”, explicó sobre la evolución del restaurante, que comenzó en la calle Loíza antes de establecerse en Isla Verde.
Desde el primer momento, la atmósfera de Costa Azul abraza al visitante. El ambiente íntimo con iluminación tenue y el arte pop que decora el espacio, crean un escenario contemporáneo y cálido a la vez. “Queremos que el comensal experimente nuestra gastronomía, el servicio y el ambiente acogedor del lugar. Adentro todo es íntimo, mientras que en la terraza se siente ese ambiente amazónico por la vegetación natural”, destacó Vera Garay.
La carta refleja claramente la filosofía del lugar: creatividad, frescura y variedad. En los aperitivos sobresalen preparaciones que combinan técnica y sabor, como el ceviche clásico y el mixto, elaborados con chillo, camarones, vieiras y pulpo curados en limón. El tartar de atún, los mejillones a la provenzal en salsa de tomates San Marzano y los chorizos argentinos en vino tinto completan la experiencia inicial.
Entre los más ovacionados se encuentra el pulpo a la parrilla en vinagreta de orégano con un dulce chutney de tomate, además de las croquetas de queso con glaseado de guayaba y las ostras Costa Azul, servidas al natural o gratinadas estilo Rockefeller.
De los cortes de carne, sugieren el Skirt steak con chimichurri y papas salteadas; filet mignon con puré cremoso y salsa de coñac y pimienta; o el Rossini, una interpretación elegante con puré de celery y salsa de vino tinto; y la carrillera de wagyu cocida lentamente que ofrece una textura que se deshace con suavidad.
Para los amantes de los frutos del mar, el pescado fresco del día marinado en miso y acompañado de chutney tropical es una recomendación imprescindible, al igual que la paella estilo Costa Azul, repleta de mariscos y servida con maduros y alioli.
Las pastas artesanales completan la experiencia, como la frutti di mare con papardelle en salsa blanca y un sutil toque de habanero, o la burrata pappardelle con tomates secos y albahaca, también disponible en versión vegetariana o vegana.

Uno de los mayores atractivos del restaurante son los especiales del chef, que cambian según disponibilidad y creatividad del equipo. Entre los más recientes destacan la punta de filete a la parrilla en salsa de cerveza con vegetales salteados; el filete de atún de cola amarilla marinado en chipotle, lima y especias, servido con majado de yautía lila, pico de gallo, reducción balsámica y tomates; el chuletón de ternera de 12 oz con risotto de espárragos en salsa de salvia y romero; y los raviolis de langosta en salsa vizcaína de camarones con medio rabo de langosta y espárragos en prosciutto.
“Nos gusta trabajar con libertad creativa. Contamos con tres chefs con conceptos distintos y eso mantiene el menú vivo. Cada vez que un cliente vuelve, encuentra algo nuevo”, destacó el propietario.
La carta de vinos amplía la experiencia con etiquetas de distintas regiones, incluyendo champañas como Laurent Perrier y Besserat Bellefon, así como blancos de Napa, Oregon y Sonoma. La mixología también juega un rol importante, con creaciones como el Costa Martini con queso de cabra, el Costa Azul con vodka y curaçao, el Chocolate Old Fashion con bitters de chocolate y el Beso de Nieve, elaborado con ron de coco y jugo de piña.
Para el 2026, Vera Garay proyecta la apertura de un roof top con vista directa al mar, una novedad que consideró “será un atractivo para el turista y el local, porque en Isla Verde no existe un restaurante con vista directa al mar desde un roof top lujoso”.
Source link
