El pueblo de Puerto Rico atraviesa una incertidumbre alimentaria sin precedentes. Al momento de escribir esta columna, aún se desconoce si el gobierno de Jenniffer González identificará o no los fondos necesarios para continuar ofreciendo los beneficios de asistencia nutricional que Donald Trump ordenó a detener, efectivo el 1 de noviembre de 2025. Según una comunicación del 10 de octubre emitida por el Departamento de Agricultura federal, se detendrían todos los fondos federales destinados al Programa de Asistencia Nutricional en Puerto Rico y demás programas federales de asistencia nutricional.
Sin embargo, según un reportaje reciente de ProPublica, los expedientes del Departamento de Agricultura federal revelan que, en la primavera de 2025, sobre 94 millones de libras de comida nunca fueron entregadas a bancos de comida y otras organizaciones que ofrecen estos servicios. Esto se debió a que Trump recortó $500 millones en fondos para estas entregas alimentarias. En el caso del archipiélago, al Banco de Alimentos de Puerto Rico le cancelaron 25 entregas, para un total de 38,400 libras de pechuga de pavo que nunca llegaron. Estas políticas de Trump llevan a la ciudadanía al hambre y la miseria: son políticas crueles e inhumanas.
La respuesta del gobierno de González ha sido insuficiente y negligente porque favorece, respalda, defiende y es servil a todas las políticas inhumanas de Trump. De la gobernadora ser incapaz de identificar los fondos del gobierno local, alrededor de 1.2 millones de residentes que reciben los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional pudieran quedarse sin este beneficio en las próximas semanas. Ciertamente, la falta de acceso a alimentos para sobre un millón de personas pudiera convertirse en una crisis para nuestras familias, amistades y colegas.
Además de la urgencia de salir de nuestra condición colonial, urge establecer proyectos y programas económicos integrales que sirvan para satisfacer las necesidades reales de la ciudadanía. Hay que fomentar la actividad productiva a partir de nuestras necesidades. Podemos establecer procesos democráticos en el ámbito económico, con la participación de todos los sectores interesados y afectados.
