Uno de los principales requisitos para gobernar es escuchar al pueblo, conocer sus necesidades y reclamos para poder entonces actuar. Es imprescindible no solo escuchar, sino también validar y reconocer el sentir del pueblo, de la gente, de las familias que hacen de Puerto Rico su residencia. Sin embargo, a pesar de que una encuesta de uno de los principales periódicos del archipiélago reflejó que el 81 % de las personas encuestadas percibe la situación de Puerto Rico muy mal o bastante mal, la gobernadora lo minimiza y responde que recibió los resultados “en serenidad”. Sin lugar a dudas, su respuesta es un reflejo de su gobierno, desconectado de la realidad de lo que sufre y siente la mayoría del país.
A un año de las elecciones de 2024, podemos concluir que se ha confirmado nuestro análisis de que el gobierno de Jenniffer González es una continuidad del gobierno anterior y que, como bien dijo esta en su campaña, “Puerto Rico va por mal camino”.
González incumplió sus promesas de campaña sobre cancelar a LUMA y tener un gabinete completado para el 2 enero de 2025. Nada de eso sucedió. Se ha convertido, vergonzosamente, en cómplice de las políticas más nefastas de Donald Trump, incapaz de enfrentar las redadas ilegales del Servicio de Inmigracióny Control de Aduanas, e incluso divulgó información confidencial del Departamento de Transportación y Obras Públicas a estas agencias. También, ha demostrado ser enemiga del ambiente, ignorando al Comité de Expertos sobre Cambio Climático y eliminando la prohibición de generación con quema de carbón.
González todavía no tiene un plan para amortiguar los efectos del cierre del gobierno federal y de las políticas económicas de Trump, a pesar de haber laborado en el Congreso por los pasados ocho años.
Finalmente, su inacción y negligencia en su gobernanza han profundizado la crisis de acceso a cuidados de salud, a vivienda; aumenta la crisis por feminicidios, el discrimen a sectores marginalizados, como la comunidad LGBTQ, y las agresiones sexuales a menores. La gobernadora está desconectada de la realidad que vive la mayoría del país.