El plebiscito que anunció el lunes el gobernador para que se celebre el mismo día de las Elecciones Generales tiene implicaciones directas sobre la conducta de los electores al momento de escoger al liderato político que regirá los destinos del país a partir de enero del 2025. Es decir, por más que se anuncie y que se pretenda como uno para resolver el dilema colonial puertorriqueño, al final servirá para empujar a unos y debilitar a otros en sus carreras por los principales puestos políticos.
En ese contexto creo que el juego le puede rebotar en la cara a cualquiera dado el animo del boricua promedio.
Por un lado, el hastío que hay ante el pésimo servicio que reciben los ciudadanos de parte del gobierno pudiera incidir y jugarle en contra a la candidata del PNP, Jenniffer González. Sin embargo, si ella es efectiva enamorando a sus huestes de aquí a noviembre, diciendo que un voto por ella y por la estadidad es la dupleta perfecta para el anexionismo, su triunfo pudiera ser arrollador, tomando en cuenta que ese sector ideológico parece ser mayoría en el país.
El lado complicado lo tiene la oposición política.
La Junta de Gobierno del Partido Popular Democrático se reúne esta tarde para decidir qué pasos tomará. Ayer, tanto Jesús Manuel Ortiz como Pablo José Hernández, candidatos a la gobernación y comisionado residente, respectivamente, me dejaron entrever, en radio y televisión, que el camino era el boicot al plebiscito e impugnarlo en los tribunales. Me parece que el camino judicial es un esfuerzo que requiere energía y dinero. De ambas cosas carece el PPD. En cuanto al boicot, creo que es la estrategia más predecible y leída para ellos, pero pudiera ser un arma de doble filo si no la saben encaminar.
El PPD juega la carta de los boicots en los plebiscitos desde el 1998 y en vez de lucir como una estrategia política con un objetivo claro, parece una forma de huirle al dilema de todo partido de centro, ¿hacia donde me muevo, la izquierda o la derecha? El PPD no ha podido formular una opción de estatus para Puerto Rico, clara y descolonizadora, lo que ha provocado que, además de perder seguidores, sus más fuertes aliados en el Congreso de los Estados Unidos, como Nydia Velázquez, los han desamparado.
Ayer Ortiz dijo que las elecciones no serian plebiscitarias sobre estatus y sí un referéndum de PNP, sí o no. Esa estrategia luce más atractiva y con posibilidades de arraigo en algún sector.
Pero más allá del PPD, creo que el escenario mas complicado lo enfrenta Juan Dalmau. El candidato de la alianza PIP/Victoria Ciudadana ha sido colocado en el dilema de si suelta el discurso independentista para lograr más votos en su candidatura a la gobernación o si, por el contrario, sacrifica su ascenso electoral por el ideal histórico de su partido. Para Juan, la solución pudiera ser que el PIP, a nivel institucional y con la designación de un portavoz alterno se encargue del tema plebiscitario. Ello aliviará un poco el problema para él, pero no lo sacará de la discusión del estatus en cada comparecencia a la que acuda en este periodo de campaña.
El plebiscito convocado por el PNP le conviene a ese partido y afecta a la oposición. Esta ahora en manos del PPD, PIP, MVC y Proyecto Dignidad ponerse creativos para amortiguar ese golpe electoral que le han propinado de manera adelantada.
¿Qué usted cree?