¿Te ha pasado sentir “mariposas” en el estómago antes de una cita, un nudo en la garganta tras una ruptura o un dolor de estómago por un problema laboral?. No estás solo, o sola. Estas sensaciones, aunque incómodas, son más comunes de lo que se piensa y forman parte de la conexión entre nuestras emociones y nuestro cuerpo.
A medida que crecemos, aprendemos a reconocer y expresar nuestras emociones de diversas maneras. Sin embargo, el estómago sigue siendo un centro de sensaciones que refleja lo que sucede en nuestro interior.
Desde náuseas a diarrea, pasar por momentos de tristeza, estrés o ansiedad en nuestra vida puede ponernos en jaque a lo que nuestra salud física también se refiere, lo que aumenta la importancia de tener una buena relación con las emociones, prestarles atención y vivir en balance.
¿Por qué las emociones las sientes en el estómago?
De acuerdo con un reportaje de El País, “más de 100 millones de neuronas convierten nuestros intestinos en un órgano de doble dimensión, alimentaria y psicológica. Nos ponen en contacto con emociones complejas que sentimos desde la infancia”.
“Los científicos lo han descrito como el sistema nervioso entérico, capaz de producir independientemente las mismas sustancias —llamadas neurotransmisores— que las que se encuentran en el cerebro, como la dopamina y la serotonina, que, además de regular la actividad intestinal, ejercen un profundo efecto estabilizador de nuestras emociones. Tenemos más serotonina en el aparato gastrointestinal que en el cerebro”, apunta la misma fuente.
Otro aspecto que influye en la relación de las emociones y el estómago es el microbioma intestinal, es decir, los millares de variedades de bacterias benéficas que habitan en los intestinos, y que guardan influencia en los sistemas que regulan nuestra respuesta al estrés, la ansiedad y la memoria.
Esa relación entre mente-estómago también puede ser apreciada en otras situaciones, como por ejemplo, cuando tenemos hambre y nos ponemos de mal humor o empezamos a fantasear con comida. También cuando tenemos ansiedad, nos regulamos a través de una comida que nos haga sentir mejor.
Síntomas físicos:
- “Mariposas” en el estómago: Sensación de aleteo o nerviosismo antes de un evento importante.
- Nudo en la garganta: Dificultad para tragar o sensación de opresión en el pecho, común en situaciones de tristeza o ansiedad.
- Dolor de estómago: Puede manifestarse como acidez, indigestión o incluso diarrea, especialmente en momentos de estrés o preocupación.
Si bien estas sensaciones pueden ser molestas, es importante recordar que son una parte normal de la respuesta emocional humana.
Aprender a reconocer y manejar estas señales corporales puede ayudarnos a mejorar nuestra salud emocional y física.
¿Cómo podemos hacerlo?
- Practicar técnicas de relajación: La meditación, el yoga o la respiración profunda pueden ayudar a calmar el sistema nervioso y reducir los síntomas físicos de las emociones.
- Expresar nuestras emociones de manera saludable: Hablar con amigos o familiares, escribir en un diario o realizar actividades creativas pueden ser formas útiles de canalizar nuestras emociones.
- Buscar ayuda profesional: Si las emociones están causando un impacto significativo en tu vida diaria, un psicólogo o terapeuta puede brindarte herramientas y estrategias para manejarlas de manera efectiva.