“El brandy no se toma para olvidar, se toma para recordar buenos momentos y para disfrutarlo”. Con esa invitación a la memoria y al deleite, Ariel Rosario —embajador de Perfect Serve para las marcas de lujo de Ballester Hermanos— dirigió una cata íntima de Cardenal Mendoza para medios en el espacio de La Cantina Argentina, en Condado, esto como antesala a la décima edición del Golden Week 2025.
Rosario propuso un recorrido sensorial por los cuatro perfiles que hoy cuentan la historia del “mejor brandy de Jerez del mundo”: Cardenal Mendoza, Nebulis, Carta Real y Angelius.
El formato fue conversatorio, sin prisas y con una premisa clara: “el arte del catado no reside en su habilidad olfativa sino que puedas expresar lo que estás percibiendo”.
Para lograrlo, guió a los asistentes en ejercicios de olfacción y degustación —incluso ajustando el volumen alcohólico con gotas de agua— hasta “hacerle bypass” al golpe inicial del alcohol y abrir paso a recuerdos de caramelo, vainilla, frutas, higo y madera noble.
A nivel técnico, Rosario desmenuzó el ADN de Cardenal Mendoza desde su origen vínico: un brandy es vino destilado, y en Jerez se parte de holandas obtenidas por doble destilación en alquitara de cobre, principalmente de la uva Airén (y también Palomino). La holanda seleccionada —más baja en graduación, más alta en compuestos aromáticos— entra primero a barricas de oloroso por dos años y, luego, al corazón del envejecimiento: el sistema solera.
En Cardenal Mendoza funciona con una solera y siete criaderas, todas en botas envinadas con Pedro Ximénez.
Cada año se extrae solo una fracción de la solera para embotellar y se repone en cascada desde las criaderas superiores; la bota nunca se vacía. Así se conserva un “hilo de tiempo” continuo que, según explicó, mantiene viva la memoria líquida iniciada en 1887 y garantiza una media de 15 años de envejecimiento en cada botella. Por eso el color cae en una caoba profunda y la textura luce untuosa y sedosa en copa.
“Cardenal Mendoza, Nebulis y Carta Real no llevan azúcar añadida; lo que prueban es la verdad de la madera”, precisó.
Angelius, en cambio, es un licor elaborado sobre Cardenal Mendoza con cáscaras de naranja, cardamomo, clavo y limón —“un perfil cítrico-especiado que recuerda hasta a la cola champagne”— y sí incorpora azúcar caramelizada.
El capítulo sensorial se amplió en La Cantina Argentina con un maridaje preciso. La cocina abrió con solomillo relleno de espinaca, queso manchego y pimiento, jugoso y perfumado, seguido por gambas del propio menú de la casa. Llegó luego el secreto ibérico, sellado y horneado lentamente “con brandy y sus vegetales” hasta lograr esa textura que “se deshace con el cuchillo”, y el cierre dulce fue una tarta vasca con compota de frutos rojos.
El ejercicio de ir y venir entre plato y copa demostró la versatilidad de los perfiles: Cardenal Mendoza como columna vertebral clásica; Nebulis aportando un trazo ahumado curado con criterio —Ariel participó en la selección del humo—; Carta Real como escalón de mayor concentración y tanino, nacido para homenajear la cena del Palacio Real de España del 2 de diciembre de 1900 y concebido desde 1981 para lanzarse en el milenio; y Angelius como puente aromático para coctelería y postres.
La tarde también fue celebración de talento boricua. Dos bartenders puertorriqueñas representarán a la durante el Cardenal Mendoza Gold Jigger Cocktail Competition: Rakel (escrito con K) Rodríguez y Kitzia Torres.
Rakel aprovechó el encuentro para presentar su “Golden Dream”, inspirado en el clásico Paper Plane, con Cardenal Mendoza Nebulis, ron añejo, sirope de especias y tabaco, jugo de lima y un toque cremoso con Angelius y pistacho.
Mientras, Kitzia defendió su “Classy and Dandy”, un cóctel elegante que honra las notas intrínsecas del brandy con Cardenal Mendoza y Nebulis, Oporto en fat-wash de nuez, y una espuma cítrica de parcha y yogur de vainilla integrada con Angelius; lo trabajó con técnica de “throw” para airear sin sobre diluir y filosofía zero-waste en la guarnición.
Desde la perspectiva de marca, Emelia Whitaker, gerente de Cardenal Mendoza para Puerto Rico, subrayó el motivo de fiesta global: “Cardenal Mendoza celebra por todo lo alto la X edición de su Golden Week, una semana repleta de experiencias originales y creativas para disfrutar del brandy como nunca antes. Entusiastas, mixólogos y distribuidores de todo el mundo se darán cita en una serie de eventos únicos que invitan a descubrir la riqueza de matices y posibilidades de esta extraordinaria bebida”.
En un aparte con Sabrosia.PR, Whitaker recordó además que la relación con Puerto Rico es de larga —“casi 80 años en el mercado”— y que el sello hoy trasciende la sobremesa para brillar en coctelería y maridajes, un esfuerzo que la marca sostiene junto a Ballester Hermanos, su distribuidor local.
Al elevar la última copa, Rosario volvió a la idea que marcó el inicio de la velada; Cardenal Mendoza es pausa, compañía y conversación. Un brandy que se disfruta sin prisa. “No te apura; se toma con calma… y es para recordar”, destacó el bartender.
